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Tomar nota
Manuel Delgado
Una nota es eso, una anotación, una observación manuscrita -ahora incorporada como herramienta en los móviles- que recoge de forma sintética una información con el fin de no olvidarla.
En antropología las notas de campo sirven justo para eso, para dejar constancia escrita de un acontecimiento o un comentario obtenido y hacerlo rápido, en una especie de literatura automática que sustituye a la grabación sonora o al video.
Las notas son píldoras de memoria, recordatorios. Anotamos las cosas para que no las olvidemos o para que se las olviden otros. Por eso les dejamos a veces una nota.
Las notas se parecen a los apuntes. Yo, por ejemplo, prohibo tomar apuntes en clase, pero sí notas. No es lo mismo. Los apuntes son casi tomas al dictado de lo que alguien dice. Las notas se toman, al vuelo, solo para retener -capturar- cosas dichas que de discurso pasan a cuatro rayas.
En poesía los japoneses inventaron una forma de nota: el haiku.
Una forma de nota literaria son las greguerias de Gómez de la Serna.
La función de la nota al pie es esa, hacer una anotación al margen, un hacer notar un aspecto secundario en la información vertida, pero que no se debe obviar.
Anotar es notar, es decir percibir, darse cuenta.
Uno siempre anota cosas que selecciona de un montón de otras cosas que valen menos o nada. Son como fulgores, estallidos, erupciones en el flujo del discurso o de la acción.
De hecho, hay profesionales de tomar notas con valor legal, a los que llamamos "notarios".
No es lo mismo una nota que una notificación. Una notificación es una nota de curso legal que te comunica algo importante desde la Administración.
Del uso del término "nota" me fascina cómo se aplica a ciertas personas que dan motivo para la nota ajena, que crean sobresaltos o interrupciones de la normalidad para hacerse, en efecto, "notar". Me refiero al "notas". El notas es un tipo al que le gusta o tiende a dar la nota. Todos tenemos gente que conocemos que le gusta dar la nota, comportarse de forma improcedente o impertinente. Aunque todo el mundo, también nosotros, puede incurrir en esa tendencia a cobrar por sorpresa "notoriedad".