José Mansilla, compañero del OACU, nos manda una noticia conmemorando la entrada a sangre y fuego de la policía en la factoría SEAT en octubre de 1971. Escribo al grupo algunos añadidos a lo que cuenta el reportaje.
Huelga de SEAT, otoño de1971. La clase obrera reconquista las calles
Manuel Delgado
Me acuerdo. 18 de octubre de 1971. Yo tenía 15 años. De hecho mi paisaje cotidiano estaba presidido por los obreros de la SEAT. Trabajaba en una fábrica de yeso cerca de l’Escorxador y los veía montarse en aquellos autobuses azules que salían de Diputació/Tarragona cada mañana camino de la Zona Franca. Y me acuerdo de aquel día, de la entrada a saco pegando tiros de la policía. En aquello que montamos del Memorial Democràtic invitamos precisamente a mi camarada, Carles Vallejo, que sale en el reportaje, también de les Joventuts Comunistes. Era obrero de SEAT y a este hombre el año anterior lo habían tenido veinte días torturándolo en Via Laietana.
Lo que pasa es que en el artículo solo se habla de la entrada de los grises en la fábrica y no de lo que pasó después, el 9 de noviembre. Yo vivía en las Casas del Drapaire y me acuerdo como si fuera ahora de verlos pasar por delante de casa, por la Granvia antes de plaza Espanya. Era un espectáculo inaudito en aquel momento: miles de obreros en marcha ocupando la calzada de una gran avenida. Iban hacia plaza Catalunya. Era la clase obrera. Vosotros no la llegastéis a conocer. Buscar en wikipedia.
La lección de aquel día fue que sólo un cada vez más fortalecido movimiento obrero era capaz de contrariar frontalmente el control sobre el espacio público durante la dictadura y hacerlo además en el centro mismo de la ciudad. Seguros de sí mismos, temidos por la policía por su reputación de poco pusilánimes, 6.000 obreros de la SEAT ocuparon el mismo centro de la plaza de Catalunya para hacer una asamblea, en el marco de una huelga en el transcurso de la cual la empresa había declarado el lock-out, la policía había desalojado violentamente la factoría en la Zona Franca -el 18 de octubre- y un trabajador -Antonio Ruiz Villalba- había sido muerto a tiros por la policía.
La lucha de los obreros de SEAT y el asesinato de uno de ellos ya había motivado manifestaciones solidarias en las calles de Barcelona. Me acuerdo que el 29 de octubre se había declarado una jornada de lucha en que se registran manifestaciones en La Rambla, en la calle Balmes y el Paral·lel. Ese 9 de noviembre, aquella multitud de trabajadores, vestidos todos ellos con sus monos de trabajo, daban un aspecto impresionante a la plaza Catalunya. Los grises, que estaban concentrados al final de Via Laietana, se presentaron allí y rodearon a los reunidos y les ordenaron dispersarse. En vez de obedecer la orden, los huelguistas decidieron trasladarse a los alrededores de la plaza de toros Monumental, al lado de mi casa hoy, para continuar discutiendo el documento que debían aprobar.
Luego se dispersaron en grupos más pequeños que se pusieron a circular por paseo de gracia, Pelai, plaza Universitat, plaza Urquinaona ... Fue en estos puntos donde la policía se atrevió a cargar contra los trabajadores.
Nada, perdonad. Siempre acabo contandoos batallitas de abuelete.