divendres, 26 de juliol del 2024

Las superilles como último episodio de la guerra contra la calle

La foto procede de https://ajuntament.barcelona.cat/superilles/es/

Consideraciones enviadas a Dario Lovaglio en junio de 2024 a propósito de las supermanzanas.

Las superilles como último episodio de la guerra contra la calle
Manuel Delgado

Corresponde aportar una perspectiva histórica de las supermanzanas, pero no para demostrar la antigüedad de las de Barcelona, sino precisamente su novedad, que es la clave de su éxito internacional como referente y modelo. La supermanzanas de Santiago Rueda –las del postmodelo Barcelona de Colau– claro que le deben todo o mucho a todas las formas de organicismo urbanístico. Sin duda, al modelo Rudburn y a la ciudad-jardín de Arturo Soria. Pero a muchas cosas más también, sobre todo a le Corbusier y a Sert, ese modelo de urbanismo racionalista que tanto odiaba Lefebvre. Y, antes, siempre al padre de todas las manzanas, que es Cerdà.

Pero el modelo barcelonés es eso y más. De entrada, continua pero no depende de la idea de célula urbana basada en la unidad de vecindario o agregación de viviendas relativamente protegidas del tráfico. Pero ese asunto es objeto de una abundante polémica que implica una distinción entre tipologías en la que no creo que te interese meterte. Un ejemplo es este "Formas urbanas: de la manzana al bloque", de Panerai, del año 80, que apuesta por la impugnación de la vivienda en bloque cerrado y la construcción de manzanas abiertas. Un lío en cualquier caso. Lo que te interesa e interesa es lo que te digo: mostrar la originalidad y la pertinencia para el nuevo urbanismo liberal de las supermanzanas que Barcelona proyecta como parte de su "creatividad".

Primera y principal, la supermanzanas de Rueda no implican ninguna transformación de la morfología urbana como todos los precedentes que quieras encontrar, no son planes de renovación urbana sustantivos. Más bien se trata de actuaciones que se limitan a aplicar nuevos criterios para la movilidad urbana. Comparados con sus supuestos precedentes, las supermanzanas de Barcelona són iniciativas anecdóticas que solo cambian la distribución del tráfico rodado, pero no la ciudad. Por supuesto que no tienen nada que ver con el alivio de la escasez de vivienda, lo que sí que pretendió a su manera el modelo funcionalista en todas su previas y variantes es modificar levemente el modelo de ciudad consolidada a partir de un nuevo paradigma: el ecosistémico. En efecto, las supermanzanas se plantean como "áreas ambientales", microclimas a salvo de una contaminación que acaso no sea solo sonora y atmosférica. Léete el libro de  Colin Buchanan, "El tráfico en las ciudades", de 1963. Esto, más el nuevo paradigma del "espacio público", ya sabes

Pero el tema de fondo es el de la lógica de las supermanzanas y de todos los precedentes que quieras encontrar, que es su contribución a la máquina de guerra urbanística contra la calle. Por favor. Coge el libro de Jean Jacobs; ya sabes "Vida y muerte...". Busca el capítulo 9, "Necesidad de islas pequeñas", y el 18, "Erosión de las ciudades o sacrificio de los automóviles".

Del primero el título es ya explícito. Sin comentarios. Pero el 18 es demoledor. Allí Jacobs hace un alegato en favor de los coches. Ha de haber coches y la idea de gran manzana implica una concepción de las unidades vecinales sin calles y aisladas unas de otras. Ahí es donde carga contra la ciudad jardín y contra le Corbusier. Léete esos dos capítulos. El tema, como tantas otras veces, es el de la traducción. En catalán o francés, la lengua reconoce el sentido último de la noción de block o de manzana: illa o ilot. Las manzanas están para eso, para aislar, para proteger de una ciudad cuyas calles están cargadas de pecado, desorden y maldad.

En algún otro mensaje ya explicaba lo que quien le paseaba en Barcelona por la superilles le confesó cual era su sentido y su papel secretos: crear zonas libres de turistas. Esto está en Construir y habitar (Anagrama), p. 301.

Y otra cosa importante sobre las superilles como contribución a la máquina de guerra contra las calles. Yo escuché a Salvador Rueda decir cuál era el objetivo de las superilles: convertir las calles en plazas.



Canals de vídeo

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