Una de las fotografía de Georges Condominas de los mnong-gar del interior de Viernam |
Comentarios para Luis Manuel Sanmartín, doctorando
CONTRA EL DOGMATISMO METODOLOGICO
Manuel Delgado
Un informe etnográfico es una etnografía. En este
caso, dado que asi está previsto en el cronograma del doctorado, se espera que
en el segundo año te hayas dedicado al trabajo de campo y estés en condiciones
de aportar no la etnografía en sí, de la que el material en forma de notas ya
lo deberías tener, si no de un avance.
Recuerda que tu objetivo, el de cualquier tesis, es
el de llevar a cabo observaciones y elaborar hipótesis plausibles que atribuyan
a lo observado una estructura, y luego formular proposiciones descriptivas,
relativas a acontecimientos de los que has sido testigo directo o indirecto. A
partir de ahí se supone que puedes llegar a generalizaciones tanto empíricas
como teóricas que nos llevan a constatar la existencia de series de fenómenos asociados
entre sí.
Es decir, que lo que debes hacer es identificar,
definir, clasificar, describir, comparar y analizar hechos sociales y hacerlo,
y eso es importante y de ello hemos hablado, no luego de haber aplicado programas
metodológicos dogmáticos, incapaces de ver nada que no se adapte a sus premisas
y objetivos, que lo que hacen es que la observación y la descripción se acaban
convirtiendo en un masivo y acumulativo desperdicio de saber, confirmando ese
defecto irónico en que el trabajo científico suele incurrir y que consiste en
preferir lo inteligible a lo real. Es decir, que acabamos haciendo etnografías
que se acaben
acomodando a determinadas premisas teóricas de partida e
incluso a simples prejuicios ideológicos.
Es decir, la imposición de protocolos formales
asfixiantes o cuadros lógico-teóricos que no deben verse bajo ningún concepto
desmentidos acaba haciendo que el informe etnográfico se ponga toda él al
servicio de la articulación de un relato en gran medida ya preescrito, y, por
tanto, prescrito. De ahí que una preocupación central por la observación
directa lo sea también por la descripción, que es en lo que consiste en esencia
un informe etnográfico. La descripción es ese trámite sin el cual es impensable
tanto la comparación como la elaboración teórica que constituyen la
antropología misma como disciplina. La
descripción es, en efecto, el soporte material, la infraestructura documental
de la que dependen tanto la comunicación como la discusión y el control de lo
averiguado en cualquier disciplina experimental. La descripción consiste en un
conjunto de enunciados que se supone que remiten a una experiencia. Se entiende
así mismo que la descripción es algo que puede distinguirse de la evaluación y
de la prescripción y que se homologa en tanto que lenguaje de observación o
protocolo de experiencia de los que se extraen las condiciones lógicas y
empíricas de un constructo teórico cualquiera. Pero la descripción no se
confunde con los enunciados teóricos que de ella se deriven. La descripción
tiene un valor propio.
Creo, Luis, que tu informe etnográfico debe
ser eso, una manera de restaurar la dignidad y la elocuencia de los hechos.
Déjame que te copie un momento del principio de Los argonautas del Pacífico Occidental, de Malinowski. Allí explica
cómo, una
vez logrado que su presencia pasara desapercibida, cada mañana “salía de mi
mosquitera, veía cómo la vida en el poblado comenzaba a desvelarse a mi
alrededor o cómo la gente ya estaba atareada en sus quehaceres según la hora y
también según la época del año... A medida que hacía mi paseo matinal por el
pueblo, podía observar detalles íntimos de la vida de familia, de la condición
personal, de la cocina y de las comidas; podía ver los preparativos del trabajo
cotidiano, gente que iba a hacer sus encargos o grupos de hombres o mujeres
ocupados en alguna de sus tareas productivas. Peleas, chistes, escenas
familiares, acontecimientos por lo general triviales, a veces dramáticos, pero
siempre significativos, constituían el ambiente de mi vida diaria como de la
suya.”