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La foto es de Carlos Lorenzo |
Avance de la intervención en el encuentro internacional Espaços Culturais Urbanos, São Paulo, 22 y 23 septiembre 2016.
LA PLANIFICACIÓN CULTURAL DE LAS CIUDADES
Manuel Delgado
No vemos por doquier sino ejemplos de cómo las grandes
dinámicas de mutación urbana son gestadas y gestionadas desde la lógica
neoliberal, es decir a partir de los principios de un capitalismo que le exige
al Estado la reducción al máximo a su papel de arbitraje económico y atención
pública, pero que le asigna un papel clave como su cooperador institucional,
tanto por lo que hace a la represión de sus enemigos —reales o imaginados— y la
contención asistencial de la miseria, como a la producción simbólica y de
efectos especiales al servicio del buen funcionamiento de los mercados. De tal
alianza entre penetración capitalista y políticas públicas resulta una
transformación de la fisonomía tanto humana como morfológica de muchas
ciudades, consistente en favorecer la revitalización como espacios-negocio de
barrios céntricos o periféricos que fueron
populares, o de antiguas zonas industriales o portuarias ahora
abandonadas, que se recalifican como residenciales "de categoría" o
se colocan al servicio de las nuevas industrias tecnológicas y cognitivas.
Ahora bien, todo ello está siendo acompañado de actuaciones
que invocan principios abstractos, irrevocables y universales, entre los cuales
destaca el de la cultura. Es en ese ámbito que se representa como segregado y
que se coloca bajo el epígrafe de cultural
en el que las políticas de promoción urbana y competencia entre ciudades
encuentran en la actualidad un valor refugio con que dotar de singularidad
funcional lo que en la práctica son estrategias de mercado, además de fuentes
de prestigio para las instituciones políticas ante la propia ciudadanía. Es
importante que al resultado de las intervenciones que se presentan como
regeneradoras del tejido urbano quepa asignarles el atributo de creativas, dando a entender que han ido
acompañadas de la radicación de industrias e instituciones en condiciones de
proveer de bienes y servicios inmateriales.
Objetivo: que las ciudades merezcan el título de smart cities, "ciudades inteligentes", para lo cual es
preciso convertirlas en nicho de instituciones culturales de renombre y
escenario para grandes eventos igualmente culturales, componentes clave para
hacer de ellas núcleos hiperactivos de producción de imágenes y significados,
que colocan el dinamismo intelectual, si es menester rupturista, al servicio de
ideales universales, como son el capital humano, la sostenibilidad ambiental,
el multiculturalismo, la calidad de vida, el humanismo tecnológico, el
cosmopolitismo, la participación ciudadana, etc.
Ese protagonismo argumental asignado a la imaginación y la
creatividad se corresponde con lo que está siendo la creciente
desmaterialización de las fuentes de crecimiento económico, cada vez más
envuelto de todo tipo de acompañamientos estéticos, informacionales,
artísticos, semióticos, etc. Tampoco se oculta, al mismo tiempo, la manera como
esa misma cultura, fetichizada y mistificada, no solo ha pasado a constituirse
en parte de la infraestructura económica de las ciudades y en un incentivo para
la inversión inmobiliaria o turística, sino que también se ha convertido en las
últimas décadas en una auténtica religión de estado, con sus correspondientes
dogmas y ceremoniales.