diumenge, 11 d’octubre del 2020

Historia trágica de un falangista llamado Durruti


Mensaje enviado el 15/9/2014 a los/as colegas del Observatori d'Antropologia del Conflicte Urbà a propósito de la vindicación de Durruti por Bases Autónomas y la existencia de un anarcofalangismo.


HISTORIA TRÁGICA DE UN FALANGISTA LLAMADO DURRUTI
Manuel Delgado

Una cosa sobre la vindicación fascista de Durruti, en este caso sobre la portada de La peste negra y la apología del dirigente cenetista en el discurso político de las Brigadas Autónomas. Tiene que ver con uno de los referentes de los nacional-revolucionarios españoles y la mezcla que hacen en su simbología de la cruz celta y la A libertaria que lucían en aquella publicación

Ese referente fue un hombre, que, procedente del Ateneo Obrero de León, se afilia a Falange en febrero de 1936 avalado por el propio José Antonio Primo de Rivera. Habla de él el poeta Victoriano Crémer, que coincidió con él en el Penal de San Marcos de León, en un libro que se titula El libro de San Marcos (Nebrija, 1980). Allí, Crémer explica que la confianza de José Antonio en este militante era "por una gestión que había hecho con los anarquistas de Barcelona". Se sabe que la misión concreta que le fue confiada a este hombre, que se definía a sí mismo como anarcofalangista, fue la de ir a la capital catalana para preparar un contacto directo y personal entre José Antonio y Buenaventura Durruti.  Se habla de esta historia en Historia del anarquismo leonés (Editor Santiago García, 1993), en concreto en la página 165.

En los primeros momentos de la guerra fue detenido por los republicanos y llevado a la cárcel Modelo, donde coincidió de nuevo con José Antonio, pero de donde consiguió salir dicen que por las gestiones de gente de la CNT, en concreto de Ángel Pestaña o uno de sus hermanos, conocido dirigente anarconsindicalista. Consiguió pasar al lado nacional donde se alineo con las posturas de Manuel Hedilla. Como sabéis, Hedilla encabezó a los sectores radicales de Falange partidarios de que fuera Falange y no el ejército los que encabezaran el levantamiento contra el gobierno republicano en nombre de principios revolucionarios y eran del todo contrarios a la unificación con los carlistas. Llevaron a cabo una especie de intento de golpe de estado que encabezó el propio Hedilla en la primavera de 1937 en Salamanca. De nuevo Joan Maria Thomas lo narra muy bien en su El gran golpe. El 'caso Hedilla' o como Franco se quedó con Falange (Debate). Hubo varios muertos y los dirigentes de lo que podríamos llamar la Falange social o revolucionaria fueron detenidos y procesados ​​por los propios franquistas, que los veían como un peligro para la hegemonía militar y del General Franco. Del mismo autor tenemos también Lo que fue la Falange: la Falange y los falangistas de José Antonio, Hedilla y la Unificación: Franco y el fin de la Falange Española de las JONS (Plaza Janés, 1999). No olvidaros que fueron hedillistas sobrevivientes de la persecución quienes organización la Falange Auténtica, que actuó en la clandestinidad después de la guerra y planeó asesinar a Serrano Suñer y a Franco en 1941. Varios de sus miembros fueron fusilados por los franquistas en 1942.

La vinculación de este hombre del que hablaba al principio con el falangismo revolucionario le costó cara. Fue detenido y juzgado por las autoridades franquistas, que le condenaron a muerte. En el sumario del juicio, celebrado entre 21 y el 22 de agosto de 1937, se le acusa de proclamar en público la necesidad de disolver a la Guardia Civil, de hacer desaparecer al clero, de admitir en Falange a socialistas y comunistas o imponer la subordinación del Ejército a Falange. Tenéis parte del material de su juicio en el blog de José Maria García Tuñón Aza, al que ya me referí en el correo anterior como uno de los mejores conocedores de la obra y la vida de Ramiro Ledesma Ramos,  http://nodulo.org/ec/2009/n086p21.htm#kn03.

Mirad lo que dice de este hombre Victoriano Crémer en su libro: "Una y otra vez, intentó explicarme el proceso no de su conversión, que no aceptaba, porque en el fondo continuaba nutriéndose de sus ideologías fluctuantes entre el anarquismo clásico  y la atracción que la espectacularidad de los fascismos le producía…Convencido de que ambas fuerzas o versiones de un mismo principio revolucionario –explicaba– antimarxista y anticapitalista, podían conjugarse, se entregó al juego, siempre peligroso de las connivencias. Y dado que de su radicalismo revolucionario nadie tenía derecho a dudar, conocida su anterior militancia cenetista, entendió que debía predicar con el ejemplo, insertándose en las filas de Falange, como signo de la posible y conveniente fusión, que, por cierto, el propio José Antonio contemplaba con ilusión, pues que de esa manera se vendría a dotar de sangre proletaria, de verdad revolucionaria, el cuerpo teórico de un movimiento de señoritos (sic)… Y le acogieron con los brazos abiertos. Y ti comenzó a desplegar actividades en los distintos campos, convertido en conspirador de la fusión o de la confusión."

Que alguien pudiera mantener una especie de doble adscripción, anarquista y fascista radical, no le parece en especial extraño a Xavier Casals, como sabéis uno de nuestros especialistas en el pasado y el auge de la extrema derecha en Catalunya. En su blog, hablando justamente de este personaje, escribe: "¿Es una mera anécdota esa militancia? Quizá no lo fue en la medida que reflejó la ambivalencia falangista hacia el universo libertario español. Ya la bandera joseantoniana reflejó el afán de captar el ámbito obrero anarquista aglutinado por un sindicato no marxista y que pese a su carácter internacionalista llevaba la palabra “Nacional” en su rótulo: la Confederación Nacional del Trabajo [CNT]. De esta forma, la organización sindical y los fascistas españoles compartieron enseñas de colores rojinegros".

Pues bien. Este anarcofalangista fue condenado a muerte y ejecutado por los franquistas el mismo 22 de agosto de 1937 en El Ferral del Bernesga, en León. Fue enterrado con un bordado del yugo y las flechas que había cosido su hermana, Rosa. Se llamaba Marciano Pedro Durruti Domingo, hermano de Buenaventura Durruti.  La relación entre los hermanos aparece bien explicada en el libro de José A. Martínez Reñones sobre esta familia leonesa: Los Durruti. Apuntes sobre una familia de vanguardia (Ediciones del Lobo Sapiens, 2009).




Canals de vídeo

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