En el verano de 2015 los manteros de Barcelona volvieron a ser noticia. Una escena que contemplamos entonces a través de esa caja indecente llamada televisor nos dejó helados. Un africano que se manifestaba con sus compañeros, harto de malvivir, había plasmado su estado de ánimo en un eslogan terrible. Echando de menos a Eduardo Galeano, el mejor cronista de las desdichas de «los nadies», Jaime Gállego decidió poner por escrito lo que acabábamos de ver, a modo de humilde home-naje a los desheredados de nuestra sociedad y, cómo no, al admirado escritor uruguayo, que nos dejó hace justo dos años, en abril de 2015. Aquel primer relato, que es el último del libro que tienes delante, dio paso a otras historias de Barcelona. Unas son recientes, otras de hace mucho, unas son trágicas, otras cómicas, pero todas, o casi todas, forman parte de la historia pequeña que no sale en los manuales ni en las enciclopedias.
Ellos y ellas son actores principales de gestas y desastres menores de los que nunca hablarán los historiadores que escriben la Historia. En cambio, juntos emiten algo parecido a un bajo continuo inaudible apenas, salvo como un murmullo interminable, que solo se percibe, de pronto y de tanto en tanto, como un rugido en la fiesta y en la revuelta. Una identidad en común les une: toda esa gente son los nadie, es decir aquellos y aquellas que, sin saberlo, lo son todo. No son la Historia: son la Vida.
[De la promoción del libro]