Respuesta a una pregunta sobre la situación de los nuevos bloques de viviendas en La Mina
LA MINA PIJA Y EL FUTURO DE VENUS
Manuel Delgado
Respecto a la cuestión de los bloques de pisos que hay en
primera o segunda linea de mar más allá de La Mina, pues la cosa tiene bastante
tela. Toda esta zona, en realidad, no es que está "más allá de La
Mina", sino que hoy día es parte integrante del barrio. Hablamos a nivel
tanto territorial, como catastral. Tras la supuesta remodelación urbanística
desarrollada con el reciente Plan de Transformación del Barri de La Mina -el
PTBM-, hoy el barrio se extiende desde el límite sur del Parc del Besòs hasta
el Port Forúm.
De hecho, es ésta la zona que los vecinos de La Mina de toda
la vida llaman "La Mina pija". Se trata de la parte del barrio que
corresponde a la prolongación vertical de sus calles originarias más allá de la
Av. de Manuel Fernández, hacia la entonces flamante y hoy decadente Zona Fòrum.
Como bien sabes, con la aprobación en 1993 de la MPGM propuesta por Cantallops,
ahí en plena resaca olímpica, esa área se convirtió en un nuevo y suculento pastel
inmobiliario. No es casual que toda la reciente retorica discursiva
"enComú" nacida alrededor de la "recuperación" de las Tres
Chimeneas, haya literalmente desempolvado esa idea de "nueva
centralidad/nueva oportunidad" que estaba tan en boga durante aquellos
años. En fin, hablamos de lo que fue el espejismo del Fòrum de las Culturas del
Clos & Co. y de cómo esa zona de Sant Adrià representa hoy en día la
culminación de la conquista neoliberal del litoral barcelonés a manos de
empresas y promotoras inmobiliarias.
En este contexto, toda esa zona reflejaría la
materialización espacial, y en clave clasista, de lo que cierto urbanismo de
carácter neoliberal define -y defiende a ciegas- como "mezcla" o
"diversificación social". Es justamente en esa nueva parte del
barrio, donde anteriormente se levantaba la zona industrial del polígono, en que
el PERI del 2002 de La Mina pretendía mezclar clases sociales de diferente
poder adquisitivo mediante la edificación de un determinado porcentaje de pisos
de alto standing y de venta libre y, a la vez, otro porcentaje menor de
vivienda de protección oficial. Según los planes originarios, en las VPO que
surgen actualmente en esa zona, tenían que ser realojados muchos de los vecinos
de La Mina que vivían -y siguen viviendo- en el bloque Venus, cuya demolición
representaba el "punto cero" de todo el PTBM.
Cuando di por concluido mi trabajo de campo, aproximadamente
entre noviembre y diciembre de 2013, habían pasado exactamente 13 años desde la
puesta en marcha del PTBM y, sin embargo, una parte muy considerable de los
vecinos residentes en Venus estaba aún esperando a ser realojada, pero sin
saber ni dónde, ni cómo, ni cuándo. Ligado a ello, y debido a la supuesta
amenaza de ocupaciones irregulares, muchos pisos del bloque fueron tapiados a
medida que venían desalojados, mientras la gran mayoría de la nueva VPO, que no
había sido aun asignada, fue vallada a la altura de sus bajos y puesta bajo
vigilada privada.
Como si ello no bastara, amplias áreas del barrio habían
sido convertidas en solares baldíos o, en el mejor de los casos, en
aparcamientos informales o descampados inutilizados a la espera de que el
mercado inmobiliario volviera a reactivarse. Hoy día el barrio sigue
prácticamente igual: quien no viva en él y quiera darse una vuelta por sus
calles tiene la sensación de estar paseando por un escenario casi apocalíptico
y, en cierta medida, distópico precisamente en aquellas zonas que el PERI
consideraba como los “puntos clave” de la transformación. Espacios como la Rambla
de La Mina o la nueva área de “La Mina pija” aparecen como lugares
semidesiertos, rodeados por unas calles llenas de nuevos edificios y
equipamientos de diseño y “calidad”, pero irremediablemente despojados de vida
social. Se trataría, en efecto, de nuevos espacios urbanos de los cuales la
gran mayoría de vecinos no ha llegado a apropiarse, no sólo porque no los
habitan, sino sobre todo porque prácticamente ni los usan ni los transitan. La
evidencia más clara de ello es que justamente los bajos tanto de las VPO como
de los pisos de lujo en primera linea de mar, pensados para el
"desarrollo" de la actividad comercial o las actividades recreativas
fomentadas por las entidades y asociaciones del barrio, están totalmente
abandonados, no utilizados o vallados.
Hace precisamente un año, en abril/mayo 2015, muchas de las
VPO de esa zona fueron asignadas mediante concurso público. Sin embargo, más
del 90% de sus habitantes no son de La Mina. El proceso de realojamiento
constituye una cuestión muy larga y controvertida; un proceso aun parcialmente
en curso y muy criticado por parte de los vecinos del bloque Venus y no sólo.