"Jacob's Leader", William Blake (c. 1805) |
De la conferencia pronunciada en las Jornadas sobre la vida
y la muerte. Identidad, creencias y rituales, celebradas en el Museo de América
de Madrid, en noviembre de 2010
DECONSTRUYENDO "LOST". VI.
EL LIMBO DE LAS VANIDADES Y LA ESCALERA DE JACOB
Manuel Delgado
Otra fuente a partir de la que “Lost” conforma su trama es
sin duda El paraíso perdido de Milton, publicado en 1667.
La región intermedia con la que se puede identificar la Isla sería el Limbo de
las Vanidades, uno de los lugares en los que recala Satán en su viaje hacia al
mundo de los recién creados humanos, para entablar en él su última batalla
contra Dios. Allá, como se sabe, pervertirá a Adán y Eva y los arrancará del
Paraíso, del cual desde entonces no parará en su intento de convertirse en su amo
y señor. En concreto, el Limbo de las Vanidades se encuentra descrito en el
Canto Tercero. Es un sitio en el Orbe más exterior, en las "primeras
convexidades" del cosmos por el que se desplaza aquel a quien Milton
presenta como el Enemigo. A este lugar llegan, como si fueran vapores, las vanidades
humanas, las cosas vacías y banales, y todos "aquellos que con ellas
quieren construir su sueño esperanzado de fama o gloria, o de bienaventuranza
aquí en la otra vida..., buscando el elogio de los hombres solamente.., aquí es
dónde encuentran recompensa oportuna para sus méritos, vacía como sus
hechos". Es ahí donde todos estos seres vagan
hasta su muerte final. También van allá a parar todos aquellos que creyeron que
podrían entrar en el Cielo disfrazados. Todos ellos fueron absorbidos también
por el mismo viento errático que los trajo hasta ese lugar, al que sólo
iluminan los rayos de luz que se filtran por el muro tras el cual se encuentra
el Cielo.
También es en ese momento que encontraríamos unos de los
anclajes del personaje de Jacob en la serie, claramente emparentado con el
patriarca Jacob de la Biblia, sobre todo por su visión del Cielo y de la vía de
acceso a él. Es en el Limbo de las Vanidades donde Milton nos presenta en su
poema al Enemigo descubriendo que allá se entreabre el pórtico celestial, del
que parte aquella escalera helicoidal que Jacob viera en sueños, camino de Haran,
ascender hasta una cúspide luminosa y por la que subían y bajaban todo tipo de ángeles,
arcángeles y querubines (Ge 28: 11-19): “Estos escalones parecían de la
escalera por donde Jacob vio como ascendían y descendían Ángeles, estoles
fúlgidos de guardianes, por la noche, en sueños, en los campos de Luz,
durmiendo a la intemperie y se despertó gritando: ¡Esta puerta es la puerta del
Cielo!”.
A hacer notar aquí la importancia del tema de la escalera
como símbolo y al mismo tiempo instrumento de todas las místicas que giran en
torno al ascenso a los cielos o descenso a los infiernos, de las que sin duda
el tema bíblico de la escalera de Jacob sería un ejemplo de los que recoge la
propia tradición judeocristiana. Ya volveremos a como el desplazamiento a los
transmundos situados encima o debajo del nuestro es un asunto recurrente en
todas las variantes de chamanismo, incluyendo las que
conocemos extendiéndose por el mundo antiguo y, entre ellas, las asociables a
los misterios órficos o eleusianos. De ahí, de nuevo una línea roja nos
llevaría a la herencia mistérico-pagana que recoge el propio cristianismo y a todos
los esoterismos gnósticos que desembocan en el ocultismo ilustrado. Recuérdese,
al respecto, que el papel de la escala
mística en la simbología francmasona, en la que en el rito escocés corresponde
al grado XXX. La desembocadura de ese itinerario histórico la encontramos en el
lugar de privilegio que el tema de la escalera de Jacob merece en la imaginería
propia de la psicología gnóstica, el autoconocimiento, la búsqueda de la
riqueza espiritual, el humanismo cósmico y demás expresiones de lo que se ha
coincidido en señalar como la religión de la postmodernidad y del nuevo orden
mundial, es decir la Nueva Era.
La presencia del paraíso perdido miltoniano debería hacer
obvio, por otra parte, que la traducción de "“Lost”" por
"Perdidos" podría ser arbitraria y resultarle más apropiada la de
"Perdido”, puesto que es del Edén enajenado por el pecado original de lo
que se estaría hablando. La relación de la Isla con el Jardín del Edén
aparecería también explicitada –pensemos en el comentario de Hugo acerca de que
los esqueletos abrazados que se encuentran enterrados, y a los que antes se
aludía, son Adán y Eva–, además del mismo aspecto paradisíaco de la Isla.
La elección de Tenerife como el escenario para el capítulo
6x9 podría interpretarse en la misma dirección. Es cierto que la isla de la
serie se antojaría emparentada con leyendas como las de Pohnpei, en la
Micronesia, y la imaginario ubicación en ellas de la ruinas de Nan Madol y en
la que Lovecraft y August Derleth supusieron el acceso secreto a civilizaciones
ocultas. Pero la “pista canaría” conduciría más bien a San Borondón, la Isla
Ballena o Isla Fantasma, aquel territorio emergente que nadie encuentra si lo
busca, puesto que sólo aparece cuando no se espera, aunque siempre entre las
islas de Hierro y La Palma. Esta octava isla de las Islas Canarias lleva siglos
motivando todo tipo de especulaciones y podemos leer sobre ella en buen número
de crónicas de viajeros. Es la que Ptolomeo denominaba "Apròsitus",
la "Inaccesible", que fue reconocida por el tratado de Évora como la
"Non Trubada" o "Inaccesible", asociada a la Atlántida de
los griegos, pero sobre todo al Paraíso Original.