La foto es de Marcus Hartel |
Comentario para la gente del OACU a propósito de la idea de no-lugar, enviado en enero de 2016
EL NO-LUGAR COMO HETERÓN O TODO LO OTRO
Manuel Degado
Vamos por partes. De entrada, la idea de no-lugar de la que estáis hablando sería una variante del no-ser platónico, que en El Sofista se identifica con el heterón, esto es esas todas las demás cosas, ese todo lo otro que es la suma amorfa de todas las posibilidades, de todos los anhelos, de todas las ausencias. El no-lugar, como el no-ser platónico, no implica contrariedad –lo no-bello no es lo feo, le explica el Extranjero a Teeteto–, sino complementariedad con el lugar; es todo lo que la traspasa o la podría traspasar en cualquier momento, sin quedarse ni reconocerse en ella. El no-ser “no significa lo contrario del ser, sino sólo lo otro que aquél”, ese lo otro cuya naturaleza “se ha demostrado que está entre los seres”. Esto lo tenéis en la página 77 de El sofista, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, 1977. Fundamental esta obra de Platon, en la que discute el principio de Parménides de que "se o no se es". Platón sostiene que, al contrario, lo que no es, es. El no-ser, es, existe. El no-ser no es lo contrario, sino lo diferente, con lo que plantea por primera vez la cuestión de la alteridad. Lo otro no es lo contrario, sino eso, lo otro, todo lo otro. Un desarrollo interesante sobre esta cuestión del heterón la tenéis en la Lógica del sentido, de Gilles Deleuze (Anagrama).
Entre ese todo lo otro que la idea de no-ser reduce conceptualmente a la unidad destacan las distintas figuras del movimiento. El movimiento, nos enseñan Platón y Artistóteles, es una forma de no-ser, ya que, sin ser, es un cambio del que el origen es un ser y el producto podría serlo acaso también. “El movimiento es de verdad no-ser, y es ser, puesto que participa del ser”, hace decir Platón al Extranjero en la misma obra, en la página 74 que he mencionado.