Conocí a Llorenç Soler en 1986, o sea hace treinta años
casi. Fue con motivo de una colaboración que hice con Dolors Genovés, para una
cosa con la que TV3 quiso contribuir al cincuentenario del comienzo de la
guerra civil española. Ella dirigió el programa y el realizador era Llorenç, sin duda uno de los creadores más significativos del cine independiente español durante el franquismo. Me
gustaba verle trabajar con una cámara de super 8 antigua. Fue una experiencia
muy valiosa y guardo de este hombre un gran recuerdo.
He visto que no estaba entero este primer documental que
hizo, del 1966: "52 domingos". Retrata la experiencia de unos
muletillas que aprenden a torear y que viven de la ilusión de triunfar como
toreros y poder escapar de las duras condiciones de vida de un inmigrante del
sur la periferia obrera barcelonesa a mediados de los 60. Este cortometraje
prepara el camino de esa película extraordinaria que es "Largo viaje hacia
la ira", del 1969, sin duda la mejor crónica de lo que fueron los años álgidos
de la inmigración del sur a Catalunya, aquellos en los que llegaron gentes como
Leandro y María, mis padres.