EL RECUERDO-OBJETO COMO SINÉCDOQUE
Manuel Delgado
De entrada, tenemos claro que los objetos que se exhiben en un
mueble de comedor son recuerdos. Me
gustaría que te detuvieras en pensar que significa ese concepto. Son cosas que
proceden del pasado —como los souvenirs que compran los turistas en los países—
y que permanecen y, además, permanecen para ser expuestos literalmente. Sirven para conservar un recuerdo, con lo que
se reconoce una confusión explícita entre el recuerdo como imagen mental y el
recuerdo como cosa.
De hecho guardan relación, mejor dicho son reliquias. Me gusta ese concepto de reliquia y creo que te
debería servir. Como sabes, las reliquias son un tipo particular de objeto
sagrado que no es una imagen o reflejo de algo —a la manera de la metáfora—,
sino fragmento o resto, es decir una sinécdoque. ¿Lo ves? No son una
fotografía, por ejemplo, sino un pedazo de pasado, como si se hubiera arrancado
alguna cosa de la dimensión física, material, de lo vivido, y se la hubiera
hecho viajar en el tiempo, o algo así.
Ya hemos dicho que el mueble de comedor y su decoración
funcionan como un auténtico altar de memoria. Al ponerte el acento es esta
dimensión mnemotética de tu asunto, lo que hago es advertirte que esto que
estás haciendo pertenece en cierto modo al ámbito de la antropología de la
memoria. No se trata de que te centres en ese aspecto, pero sí que lo menciones
de algún modo. En ese sentido, el pase por Maurice Halbwachs es indispensable.
En particular, deberías mirar el apartado de La memoria colectiva (Universidad de Zaragoza) donde explica la
importancia de lo que Halbwachs llama la memoria afectiva. Es uno de los
apartados del capítulo I. Es decir, por distintos y distantes que sean quienes
convivan, esos recuerdos literalmente "puestos en común" conforman
esa memoria afectual mínima sin la cual no existe comunidad, ni siquiera
infracomunidad o lo que sea o quiera ser tu modelo etnográfico.
Eso nos lleva a otro texto de Halbwachs: el que trata sobre
la memoria colectiva de la familia. Eso está en el capítulo IV de Los cuadros de la memoria colectiva (Anthropos).
En cierto modo todo lo estamos haciendo pivotar en torno a que esa unidad
domestica —o domiciliaria— lo quiera o no está conformando algo que no es un
hogar, pero que tratará de parecérsele de algún modo. Te adjunto los dos libros
de Halbwachs. Son preciosos. Léelos todos. Amo a Halbwachs. Sobre todo pensando en su trágco final en el campo de exterminio de Buchenwald.
Te he pedido dos libros: a préstamo interbibliotecario: The
Meaning of Things Domestic Symbols and the Self, de Mihaly Csikszentmihalyi y
Eugene Halton (Cambridge University Press), y al consorcio, la compilación de
Martine Segalen y Béatriz Le Vita, Chez
soi. Objects et décors des créations familiales, que es un número especial de la revista Autrement, el 137, de mayo del 93.