La foto es de Jürgen Bürgin |
Notas a propósito del ritmoanálisis de Henri Lefebvre, a partir de una conferencia de Maria Lindmâe en la UB
SOLO VIVE LO QUE VIBRA
Manuel Delgado
Desarrollando
la noción propuesta por Bachelard, Henri Lefebvre se propuso convertir el
ritmoanálisis en una ciencia de las regularidades cíclicas –ondulaciones,
vibraciones, retornos, rotaciones– y las interferencias o interacciones que
sobre éstas ejercían ciertas linealidades, hechos particulares que irrumpían en
lo cíclico, punteándolo, interrumpiéndolo. Ritmo, entendido como repetición en
un movimiento diferencial y cualificado, en el que se aprecia un contraste
regular entre tiempos largos y breves, en el que se incluyen altos, silencios,
huecos, intervalos, o, por emplear el símil musical, alturas, frecuencias,
vibraciones. La reproducción mecánica se ejecuta reproduciendo el instante que
lo precede, reiniciando una y otra vez el proceso, con todas sus
modificaciones, con su multiplicidad, con su pluralidad. Sucesiones temporales
de elementos bien marcados, acentuados, contrastados, manteniendo entre sí una
relación de oposición. Ritmo, también como movimiento de conjunto que arrastra
consigo todos esos elementos. El ritmo es entonces una construcción general del
tiempo, del movimiento, del devenir, reproducción mecánica que reproduce el
instante que lo precede, que reinicia una y otra vez el proceso, con todas sus
modificaciones, con su multiplicidad, con su pluralidad. Siguiendo a Bachelard,
Lefebvre parte de la condición inmanentemente rítmica de cualquier forma de
vida animada y, a la vez, de la inflexión rítmica que los seres humanos
imprimen a todas sus prácticas tempo-espaciales.
He copiado varios fragmentos de Lefebvre sobre esto del ritmoanálisis. Todos son de El espacio social.
"La
capacidad inventiva del cuerpo no hay que demostrarla: la muestra, la despliega
en el espacio. Los ritmos, múltiples, se interpenetran. En el cuerpo y a su
alrededor, como en la superficie de un agua, como en la masa de un fluido, los
ritmos se cruzan y se entrecruzan, se superponen, ligados al espacio. No dejan
fuera de ellos ni los impulsos elementales, ni las energías, ya sea repartidas
en su interior del cuerpo o en su superficie, que sea «normales» o «excesivas»,
réplica ante una acción exterior o explosiva. Estos ritmos tienen relación con
las necesidades, dispersas en tendencias o concentradas en deseo. ¿Cómo
enumerarlos? Algunos se constatan inmediatamente: la respiración, el corazón,
la sed y el hambre, el sueño. Otros se disimulan, las del sexo, de la
fecundidad, de la vida social, del pensamiento. Unos permanecen en la
superficie, los otros surgen de profundidades ocultas."
"El
ritmoanálisis desarrollaría el
análisis concreto y quizás el uso (la apropiación) de los ritmos... Más
concreto, más eficaz, más próximo a una pedagogía de la apropiación (del
cuerpo, de la práctica espacial). Aplicaría al cuerpo viviente y a sus
relaciones externas-internas los principios y las leyes de una ritmología
general. Este conocimiento tendría como campo privilegiado y terreno
experimental la danza y la música, las “células rítmicas”, sus efectos. En los
ritmos, las repeticiones y redundancias, las simetrías y asimetrías,
interactuando de manera irreductible a las determinaciones recortadas y fijadas
por el pensamiento analítico. El cuerpo polirrítmico no se deja comprender ni
apropiar sino con ciertas condiciones. Los ritmos difieren por las amplitudes,
las energías desplegadas y vehiculadas, las frecuencias. Transportan y
reproducen esas diferencias, en la intensidad, la fuerza de la espera, de la
tensión, de la acción, todas cruzándose en el cuerpo como las ondas en el
“éter”".
En una intervención, hice referencia a una imagen que proponía Lefebvre sobre la polirritmia, comparándola con las olas del mar. Es esta.
En una intervención, hice referencia a una imagen que proponía Lefebvre sobre la polirritmia, comparándola con las olas del mar. Es esta.
"Para
captar de manera sensible, preconceptual pero viva, el ritmo y las
polirritmias, basta con observar atentamente la superficie del mar. Las olas
toman forma ante la cercanía de la playa, de los acantilados, de la orilla.
Esas olas tienen un ritmo, que depende de la estación, del agua y de los
vientos, pero también del mar que las trae, que las arrastra. Cada mar tiene su
ritmo... Pero obsérvese bien cada ola. Cambia sin cesar. Aproximándose a la
orilla, recibe el choque de la resaca. Trae pequeñas olas e incluso ínfimos
rizos que la ola orienta pero que no van siempre en su misma dirección. Las
ondas y las ondulaciones se caracterizan por la frecuencia, por la amplitud,
por la energía desplazada. Observando las olas, se puede constatar fácilmente
lo que los físicos llaman la superposición de los pequeños movimientos. Las
olas fuertes topan con surtidores de espuma, se interfieren bulliciosamente.
Las pequeñas ondulaciones se cruzan unas con otras, se amortiguan más que
chocar. Si hay una corriente o no importa qué objeto sólido animado por un
movimiento propio, se tendrá la intuición de que lo que hay ahí es un campo
polirítmico e incluso entrever las relaciones entre procesos complejos y
trayectorias, entre los cuerpos y las ondulaciones."