dijous, 24 d’octubre del 2019

El nacimiento de una leyenda urbana: los anarquistas italianos de Barcelona

La foto és de fotomoviment.org. Corresponde a los disturbios del 29M de 2012  en Barcelona
Escrito en abril de 2012 en relación a un artúculo de Enric Juliana en La Vanguardia, sobre la intervención de anarquistas italianos en los disturbios en Barcelona con motivo de la huelga general del 29 de marzo de 2012

EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA URBANA: LOS ANARQUISTAS ITALIANOS DE BARCELONA
Manuel Delgado

A la prensa oficial –casi toda– no se le puede pedir que no mienta o que deje de manipular. Es pedir un imposible: miente y manipula de oficio, incluso sin querer. Mentir y manipular es su trabajo. Lo que sí que se le puede pedir es que sea un poco seria, que los cuentos que invente sean al menos verosímiles. Pero se ve que ni siquiera eso podemos requerir de los portavoces del partido único que nos gobierna.

Un ejemplo. La Vanguardia de ayer domingo incorporaba un alucinante artículo de Enric Juliana -subdirector del diario- volviendo sobre lo que ya es una auténtica leyenda urbana: la presencia en Barcelona de un peligroso núcleo de anarquistas italianos que son en buena parte responsables de los desmanes de lo que la fantasía mediática llama “antisistema” y que Juliana, en un alarde de imaginación, llama ahora “antagonisno”.

Esta leyenda de los italianos anarquistas de Barcelona -emparentable con la de los ladrones de órganos, la autoestopista fantasma o el club del sida- ya había sido agitada antes. En junio de 2005 se les acusó de hacer destrozos en Gràcia. La Vanguardia ha sido el diario que más ha hecho por difundir esa nueva creación del folklore contemporáneo. El 24 de agosto de aquel mismo año, ya publicaba una noticia en esa dirección: “La policía teme el liderazgo de los anarquistas italianos. Los servicios de información detectan a activistas venidos de Italia en foros alternativos en asambleas de okupas en Barcelona”. En abril de 2006, el candidato a alcalde por el Partido Popular, Alberto Fernández Díaz, se atrevía a dar la cifra aproximada de anarquistas italianos cuyo objetivo era, con la tolerancia de Clos y la complicidad de Imma Mayol, sembrar el caos en Barcelona: 200.

Ahora Juliana vuelve a alimentar ese nuevo personaje del imaginario local -el anarquista kale-borroko- y lo hace responsable de los disturbios ocurridos durante la huelga general del pasado 29 de marzo. Inútil hacerle notar que a Barcelona no le hace falta importar anarquistas de fuera; hace más de un siglo y medio que los produce sin cesar. Ni siquiera que de los tres muchachos encarcelados por aquellos sucesos, dos de ellos no son ni italianos ni anarquistas, sino jóvenes militantes de la Associació d’Estudiants Progresistes, un sindicato estudiantil cercano a EUiA, es decir representante en cierto modo de ese leninismo que Juliana da por desactivado. El resto del artículo es igualmente a ratos ridiculo, a ratos indignante, como cuando sostiene que los protagonistas de los hechos de Génova fueron los antiglobalización y no la policía italiana, cuya brutalidad acabó en los tribunales.

Pero Juliana es un tipo de periodista para el que, como suele decirse, la verdad no puede estropear una buena noticia…, y menos una leyenda urbana.




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