Representación de la Torre de Babel levantada en el Pati de les Dones del CCCB de Barcelona, con motivo de la exposición La Ciutat de la Diferencia, en el invierno de 1996.
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Mensaje abierto para el camarada Aitor Romero, enviado en octubre de 2012.
FORO BABEL Y EL ESPAÑOLISMO DE IZQUIERDAS EN CATALUNYA
Manuel Delgado
Tienes razón. Es una cuestión complicada el del papel de un sector importante de la intelectualidad de izquierdas en Catalunya en relación con la “cuestión nacional”. Ahí está la lista de los firmantes del Foro Babel en 1996, el precedente directo de lo que sería luego Ciutadans, con aquel otro antepasado aun más remoto que fue el Manifiesto de los 2300, impulsado por Diario 16 en enero de 1981, cuyo cuarto firmante, por cierto, era mi amigo y director de tesis, Alberto Cardín.
Déjame
contarte que tuve una relación un poco curiosa con el Foro Babel. Su acto fundacional tuvo lugar en
el CCCB en diciembre de 1996, justo cuando se estaba celebrando allí una exposición
–“La ciutat de la diferència”– de la que era comisario y que había instalado en
el Pati de les Dones una especie de Torre de Babel que recibía a los visitantes;
una idea, por cierto, de David Cirici, que era algo así como nuestro director
de arte. El director de la muestra era otro buen amigo, José Aguirre. Fue ese montaje el que acabó dándole nombre al manifiesto y a la
instancia que le dio continuidad, es decir el Foro Babel. También debo decirte
que me consta que, mucho antes, gente que luego impulsaría la iniciativa –y pienso en Antonio Robles,
con el que había hablado algunas veces– habían considerado que yo podría sumarme
al proyecto, conociendo como conocían mi antipatía hacia el pujolismo. Entré en contacto con ese ambiente en una conferencia a la que invitaron coincidiendo con el Día de Andalucía en Roda de Ter, en marzo de 1989, que motivó un durísimo artículo en una publicación del Omnium Cultural en Osona, acusándome de "imperalista español". Más adelante formalicé mi
postura en diversos contextos, entre ellos
la que fuera revista cultural del PSUC, Nous Horitzonts, en un artículo titulado
“Racisme cultural i dret a la identitat en Catalunya”, que apareció en el
número 142 (1996): 30-36. Apareció como un capítulo de Diversitat i integració (Empúries, 1997).
Luego vino la
Plataforma per la Llengua, la Asociación por la Tolerancia y por la
Discriminación, la Coordinadora de Afectados en Defensa del Castellano (CADECA),
la Asociación de Profesores por el Bilingiiismo, la Acción Cultural Miguel de
Cervantes, etc., siempre en la senda de aquel Manifiesto de los 2300 y del Foro
Babel luego. Por cierto, la gente de CADECA, en 1996 -el mismo año en que había otorgado a Pasqual Maragall el Premio a la Tolerancia- me invitó a un encuentro en el que también pude exponer mis puntos de
vista contra el esencialismo del nacionalismo conservador catalán. Fue una cena-conferencia a la que también asistió el
periodista y luego coordinador de cultura de ERC Eduard Voltes, que acababa de
publicar un libro que deberías buscar, La
guerra de la llengua (Empúries). Interesante la postura de Voltes, con la
que me siento bastante identificado, en pos de lo que podríamos llamar un
independentismo castellanoparlante. El diario Ara publicó en marzo de este año
un interesante artículo suyo titulado “En castellà també, sisplau”, que está
muy bien.
Otra pieza
fundamental para entender este proceso es el libro Extranjeros en su país, que publicó Ediciones Libertarias, firmado
con seudónimo por Azahara Larra Servet en 1992, también me dedicaba algunas
alusiones afectuosas. Luego, también recuerdo un encuentro casual con mi amigo
Enrique Lynch, profesor de filosofía en la UB, que me invitó a sumarme al
manifiesto que daría pie a Ciutadans. A pesar de esos indicios, que permiten
inducir que quienes impulsaban este tipo de iniciativas antinacionalistas me
consideraban de algún modo “uno de los suyos”, lo cierto es que nunca firmé ni
me adherí a ninguna de sus propuestas. Mi evolución personal fue de una
confianza casi entusiasta por la causa constitucionalista a principios de los
80 –reconozco que enarbolé una bandera rojigualda en la manifestación
antigolpista del 8 de diciembre de 1981– a lo que es hoy un escepticismo absoluto
sobre la viabilidad de la esperanza federalista y la convicción de que el único
contexto en el que va a ser posible un desenmascaramiento del nacionalismo catalán de
derechas –siempre bordeando el racismo, cuando no cayendo en él– es el de una
Catalunya independiente.
Volviendo a los
firmantes del documento fundacional del Foro Babel, yo creo que lo que reunió
aquella movida fueron los restos de lo que había sido la gauche divine, es
decir de una cierta intelectualidad burguesa acaso ávida por continuar haciendo
lo único que había hecho antes, durante el franquismo, que era firmar cartas y
manifiestos “de intelectuales”. Eso no quiere decir que, en efecto, hubiera
entre los firmantes algunos nombres cercanos, entre ellos el de camaradas que
apreciamos, algunos tanto el recién desaparecido Paco Fernández Buey, que
desaparecieron de escena cuando vieron hacía dónde se escoraba el proyecto e
intuían que acabaría en el ultranacionalismo que encarna Ciutadans. Otro firmante del manifiesto del Foro Babel
que nos debería llamar la atención –e incluso acaso preocuparnos– es el cuasicamarada
Alfredo Clemente, actual secretario general del PSUC-viu, a quien conocí en mi
época de sindicalista de banca y que creo que encarna en el seno de EUiA las posiciones
españolistas que ha venido manteniendo el PCE. Por cierto, de quien nadie parece acordarse que fue uno de los miembros del Foro Babel fue el tan elogiado actor -y con razón- Jordi Dauder, que fue de número 3 en las listas de IC-EUiA en unas elecciones europeas.
Me parece
interesante remarcarte que hay nombres en el manifiesto del Foro Babel que se
van repitiendo en otras oportunidades de criticar las políticas nacionalistas,
especialmente en el campo lingüístico. Mira quienes daban soporte al Manifiesto
contra la persecución lingüística en Catalunya en septiembre de 2007 o, poco después, el Manifiesto por la Lengua Común en julio de 2008. Y los
acabarás viendo reaparecer, hace unos días, en la Crida a la Catalunya
Federalista i d’Esquerres. Son más o menos los mismos, representates del españolismo de izquierdas en Catalunya, dicho esto sin ningún tipo de acritud ni menosprecio. Al contrario, porque alguna de esas personas son amigas mías y al resto las respeto, no porque piensan como yo, sino justo lo contrario.