Lectura recomendada: Miquel Izard, ed., Entusiastas olvidados. Comprometidos con el verano libertario borrados de la memoria. Descontrol, Barcelona, 2016, p. 387.
La anacrónica España que, a pesar de la crisis de 1898, aún deliraba con un imperio colonial sin puestas de sol, sufrió un buen desbarajuste en 1931 al devenir referéndum unos comicios municipales. Durante un lustro los añejos puntales de la reliquia, curas, militares, policías o jueces estorbaron los tímidos ensayos reformistas y, para neutralizar la victoria popular en las elecciones de febrero del 36, tramaron otro cuartelazo.
Pero el proletariado los enfrentó en varios lugares y los cruzados sólo lograron acelerar la revolución y, en algún lugar, así Cataluña, el alcance de los cambios estructurales en producción, pedagogía, sanidad, usos y usanzas o vínculos entre personas, atrapó a muchos, incapaces de imaginar días antes, que les arrastraría el vendaval de un plan estimulante y excitante. Al revés, propuestas tan radicales, ideas tan osadas, no solo inquietaron a la caverna hispana y a sus aliados fascistas, además optaron, ellos y sus en apariencia contrarios, por escamotearlas hasta de la memoria colectiva.
Si desde 1977 los pactos del silencio sobre el ayer, perpetrados por absolutamente todos los gobernantes y sus cortes de lacayos virtuosos de la Historia Sagrada,, han logrado ignorar o ningunear sucesos principales y sus personajes, es fácil imaginar que sucede con los secundarios. Este libro pretende rescatar del olvido unos pocos casos de entusiastas enardecidos.
[De la contraporada del libro]
