"The Lovers' Whirlwind, Francesca da Rimini and Paolo Malatesta", William Blake (1824-1827) |
Tercera parte de la conferencia pronunciada en el Museo de América de Madrid, en noviembre de 2010. Luego publicadas en Jornadas sobre la vida y la muerte. Identidad, creencias y ritual, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Madrid, 2012, pp. 9-31. El título fue Los mundos intermedios entre la vida y la muerte. El caso de "Lost" ("Perdidos"),
DECONSTRUYENDO "LOST", IV.
EL HUMO NEGRO Y EL SEGUNO CIRCULO DEL INFIERNO
Manuel Delgado
Una vez apuntada la importancia del surgimiento de ese Tercer Lugar en el imaginario cristiano y propuesta una identificación, al menos relativa, entre ese intersticio entre mundos y la Isla de “Lost”, continuemos este ensayo de deconstrucción parcial y provisional de la serie con uno de los dos temas que están claramente tomados de la Divina Comedia de Dante. El primero sería el Humo Negro, personificación de un elemento tomado directamente del Canto V del Libro del Infierno de La divina comedia en el que se representa el Segundo Círculo del Infierno, que es en realidad su entrada –el Primer Círculo lo ocupa el Limbo– y el acceso a la parte de la averno destinado a los pecadores lujuriosos.
En el libro de Dante se explica cómo los humanos que llegan hasta allá son recibidos por Minos y, tras haber escuchado su sentencia, son descuajados por un remolino oscuro, una especie de pequeño ciclón o borrasca oscura, una “infernal humareda” (§ 33) o “negrura malsana” (§ 75), que avanza impetuosamente a ras del suelo y que en el original se designa como "aura nera", que se suele traducir como "aire negro" o "viento negro". En concreto, leemos en el texto original la pregunta que Dante formula a su guía, Virgilio: "Maestro, chi son quelle genti che la aura nera si gastiga?”. Es decir: "Maestro, ¿quiénes son esos a quienes el aire negro castiga?". Es en aquel momento en el que Dante interpela a una de las condenadas que está a punto de ser arrebatada por el remolino oscuro que la arrastrará al Infierno.
Es Francesca de Rimini, que le cuenta la trágica historia de su amor adúltero con su cuñado Paolo Malatesta y el asesinato de ambos por el marido engañado. Dante se siente conmovido por el relato y no puede evitar desmayarse en el momento en que el torbellino negro arrebata a los amantes mientras se besan por última vez0. No es difícil encontrar en ese episodio no tanto una desautorización de la autoridad divina como una inquietud filosófica relativa a la severidad e incluso la crueldad con que Dios sentencia ciertos actos humanos. En este caso, se intuye un larvado reproche al castigo que merece la autenticidad de un amor que se ha atrevido a desacatar un orden moral trascendente y que implica la paradoja de un pecado mortal cometido sin rastro de impiedad. Un asunto, por cierto, que ya motivara un comentario de Lacan en la tesis V de sus Escritos.