Billete publicado en El Periódico de Catalunya el 17 de octubre de 1997, a raíz del anuncio de que el gobierno rebajaría la tasa de alcohol autorizado en los conductores de 0,8 a 0,5 gramos por litro de sangre.
SI TIENES PRISA, NO CONDUZCAS
Manuel Delgado
Hay que felicitar al
Gobierno por su iniciativa de impedir que quien se acaba de tomar un chupito siga constituyendo un peligro
para la humanidad. Debería actuarse con idéntica expedtiividad contra todos
aquellos que se presten a conducir en condiciones consideradas inadecuadas.
Es urgente que se pongan
en circulación instrumentos de control capaces de detectar todo tipo de estados
peligrosos en el conductor: digestiones pesadas, descanso insuficiente,
estreñimiento, jaquecas, preocupaciones, sentimientos de culpa, deudas, picores
o escozores varios, desengaños amorosos… No sé si existen estudios solventes al
respecto, pero sería fácil demostrar científicamente que las personas nerviosas,
tensas o sencillamente de mala uva son mucho más peligrosas que las relajadas o
las que se levantan con buen pie. Por otra parte, nada más alarmante en la
carretera que las ansias competitivas que se traducen en todo tipo de piques. Y hay cosas aún peores, como los
ritmos que nos impone la vida moderna. Es más, hay investigaciones que
demuestran que muchas de las personas que corren lo hacen porque tienen prisa.
En resumen, que las
autoridades castiguen cualquier circunstancia personal que pueda traducirse en
una conducción peligrosa. Lástima que solo se les pueda impedir a los
conductores beber, lo ideal sería exigirles un estado de equilibrio físico y
paz interior absolutos. Pero todo llegará. Algún día los guardias nos multarán
por ir con el tiempo justo o estar de un humor de perros.