dijous, 11 d’abril del 2024

No es nada mamá; es solo un juego

La foto es de Pedro M. Prestel pprestel

Apuntes para el espacio "El rincón y la esquina", con Marta Sanz, en "Hoy por hoy" de la Cadena SER. Entrega del 3 de enero de 2024.

No es nada, mamá; es solo un juego
Manuel Delgado

Jugar es lo que hacemos en broma, para entretenernos, por diversión o ejercicio. Se supone que es lo que se hace sin otro fin trascendente.
Todo juego está sometido a reglas, explícitas o implícitas. Implican cosas que se pueden hacer y otras que no. No se pueden hacer trampas, ni traiciones, pero si faroles y asumir dobles juegos, que es ser agente doble en la partida, jugar con dos barajas.
Películas. Preciosa "La regle du jeu", de Jean Renoir.
Por eso nos jode que nos la jueguen o nos hagan jugarretas.
Es duro darse cuenta de que alguien está jugando contigo.
Hay cosas con las que no se puede jugar. Por ejemplo, con los sentimientos o con las cosas de comer.
Los animales también juegan entre sí o con los humanos. En los animales y también para los humanos el juego es fuente de experimentaciones y aprendizajes fundamentales. En los niños es clave para que asuman diferentes juegos que les permitan contemplar la acción desde otros puntos de vista.
Pero el juego ha de ser inútil, es decir no instrumental, básicamente simbólico. Por eso no pueden haber juguetes "educativos". Un juguete o es juguete o es educativo. El juego es implícita, no explícitamente educativo.
Es horrible que los niños no puedan jugar en la calle. Espanta el cartel "Prohido jugar a la pelota".
Hay vicio por el juego, la ludopatía, que es el de gente que es adicta a perder. Van mucho a los casinos y montan timbas.
El juego implica ponerte siempre en lugar del otro. En el póker o los chinos lo importante no es que llevas tú, sino que piensas tú que lleva el otro; o que piensas que el otro cree que tu supones que el otro infiere que tu deduces que tiene.
Hay multitud de películas y series que hablan del juego: The Game, Los juegos del hambre, El rey del juego. Mi favorita "No es nada mama, es solo un juego".
Como los humanos, los animales juegan a luchas no lesivas. Implican con frecuencia competencia entre individuos o grupos que entran en conflicto desde intereses divergentes, asumiendo roles, con recursos limitados que gestionan y que negocian o luchan en pos de un mismo objetivo y desarrollan estrategias para ello. De ahí que surja una teoría general de la vida y de la sociedad llamada precisamente teoría de juegos, que se aplica en economía, ciencias sociales o conducta animal.
Para jugar a veces hay que apostar. Por eso la bolsa es un juego.
Todos somos jugadores, porque la vida es un juego cuya regla principal es nunca reconocer que lo es.
El amor y la guerra son juegos en serio. De hecho son el mismo juego.
Me pido -y sabré defenderla- "Tristeza de amor", de Hilario Camacho -grande-, cuando dice "Tristeza de amor / un juego cruel / jugando a ganar / has vuelto a perder".
Pero, fundamental, el verdadero fin del juego no es ganar. Si fuera así solo jugaríamos a cara o cruz. El fin último del juego es jugar. De ahí los interminables juegos de mesa o la señal de mala educación que supone levantarte de un mesa de juego cuando vas ganando.
No es que la sociedad sea toda ella un juego. Es que jugamos a la sociedad.




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