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| La foto es de Enric Català |
Este billete fue escrito en relación a los incidentes racistas que se produjeron en julio de 1999 en el barrio de Ca N'Anglada, en Terrassa, cuya responsabilidad fue atribuida a grupos skins. Apareció en El Periódico, el 28 de julio de aquel año.
DEL LADO CORRECTO
Manuel Delgado
El melodrama se repite. Sobre el escenario, racistas perversos, víctimas étnicas, periodistas y políticos escandalizados, antirracistas generosos... Después de los «brotes» xenófobos y luego de las pertinentes manifestaciones de desagravio –como las de ayer tarde– se calmarán las aguas, hasta que una nueva turbulencia obligue a repetir el ciclo. Se reiterarán entonces los tópicos sobre «el problema de la inmigración» y «el auge de la xenofobia», se harán las convenientes invocaciones a la tolerancia y a la convivencia... y a otra cosa mariposa. Así hasta la eternidad.
Lo no se hará será reconocer lo que hay detrás de las apariencias que hacen de este asunto un espectáculo atractivo para las puestas en escena mediáticas. Nadie querrá reconocer que la inmigración no es ningún problema, sino una solución de la que depende la prosperidad de todos; que donde dice «diferencias culturales» debe leerse «desigualdades sociales»; que «minoría étnica» es una manera fina de decir «pobres y marginados»; que el racismo hoy se disfraza tras la retórica de la «multiculturalidad»; que los skins son una leyenda urbana destinada a hacer creer que la policía es amiga de los inmigrantes, y que la xenofobia no es ninguna enfermedad, sino el síntoma de un mal más profundo llamado injusticia.
Pero, ¿para qué complicarse la vida? ¿No está lo bastante claro que todo es cosa de un enfrentamiento entre marginados, que nuestras leyes son justas, que nosotros somos inocentes y estamos del lado correcto?
Pero, ¿para qué complicarse la vida? ¿No está lo bastante claro que todo es cosa de un enfrentamiento entre marginados, que nuestras leyes son justas, que nosotros somos inocentes y estamos del lado correcto?
