diumenge, 3 d’abril del 2016

"No tomar partido es tomar partido", Stefano Portelli

La foto es de Jordi Secall
Una última aportación al debate sobre antropología implicada

NO TOMAR PARTIDO ES TOMAR PARTIDO
Stefano Portelli

Estoy bastante de acuerdo con todo lo que se está comentando, porque sirve a quitarle importancia a las subdisciplinas y a las autojustificaciones no pedidas, que dan asco. Y está claro que no existe nada que no sea implicado. Pero hay también otras cosas que añadir.

Primero, que diría que las observaciones de Manel sobre el antropólogo implicado se aplican a todo el activismo, a toda implicación social o política, cuya raíz, como nos ha hecho ver siempre, son religiosas, no sólo las que pasan por las ciencias sociales. Y este valor misionero se esconde bajo tautologías: cómo nos atrevimos a considerarnos parte de un "movimiento social"? como si hubiera algo social que no se mueve. O que somos "activistas"? son todas tautologías, como lo es la definición de "vecinos", son chorradas. Son las chorradas que estructuran las categorías compartidas con que interpretamos la realidad - y la mayoría de veces son impuestas por poderes externos. A veces llegan a extremos asquerosos - "antisistema"... "okupas"... - otras veces más light, pero en tanto que categorías, siempre son violentas.

A la vez, hay categorías que pueden usarse instrumentalmente. Y yo creo que es el caso de la "antropología implicada". Lo que hacía falta, en cierto momento histórico, era poder defender que si mientras hacías tu trabajo de campo acababas liándote a hostias con la policía, como nos pasó a la mayoría de los que conformamos este grupo de investigación, esto no significaba que tu investigación tenía menos valor. Ni que fueras menos científico en tu análisis de los hechos. Ahora, aquí, está más asumido, pero os aseguro que en los contextos en que surgió la idea de la "engaged anthropology" es casi una blasfemia. Claro el absurdo que vayas al campo PARA liarte a hostias o para "implicarte", no tiene que ver con sentirte en la legitimidad de tomar partido, sin miedo a perder tu estatus de investigador - si el campo lo requiere. Total, no tomar partido significa tomar partido del lado del poder!

De allí el intento de darle "legitimidad" académica a un posicionamiento político claro y definido (y declarado) por parte del investigador; la investigación no por ser "situada" es menos importante, al contrario, es la conciencia del punto desde que se escribe que hace la calidad. Y si el punto es detrás de una barricada, pues mira, esto permite acceder a una serie de informaciones que quién está del lado de la policía nunca conseguirá entender. De allí el valor de la investigación - este es el punto que hace Herzfeld en el texto que comenté: cuando el gobierno de Tailandia le dijo que su investigación no tenía valor porque estaba demasiado del lado de los vecinos, él respuso que _precisamente porque estaba de ese lado_ podía acceder a puntos de vista nuevos e importantes para la comprensión de esa realidad.

Personalmente me sirvió ese ejemplo en un momento de dificultad en qué encontraba difícil desentrañar qué era antropología y qué no, entre todo lo que hacía en el barrio en que estudiaba, vivía y luchaba. Porque era fácil ceder a quién me decía que todo eso "no era ciencia" porque demasiado de parte. (Aunque Gramsci ya lo había dicho antes).



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