Este pasado mes de junio se presentó el
trabajo de máster El papel de las rutas de
ocio en los procesos de transformación urbana. Una aproximación al caso de los
bares de la calle Blai en el barrio del Poble-sec, de Albert Martín Pizarro. El objeto específico de
esta investigación radicaba en torno a un análisis encaminado a profundizar en aquellos aspectos que puedan
ofrecer perspectivas de interés para observar espacios de la ciudad en los que
las relaciones sociales adquieren un protagonismo especial. Sin duda, este es
el caso del bar y, por extensión, de aquellos lugares que compartiendo una
naturaleza y función similares se ha dado en llamar espacios de socialización o
de “sociabilidad privilegiada”. Para ello, se
ha desarrollado r una perspectiva que ha enfatizado tanto lo ocurrido en el
lugar-espacio en si como las distintas relaciones que mantiene con su entorno y
por ende con el resto del espacio social urbano. Se ha propuesto de esta manera trascender su habitual
asociación como espacios pertenecientes exclusivamente al ámbito del
entretenimiento o la evasión (que también), considerándolos además como lugares
propicios para la observación de las transformaciones económicas, urbanísticas
y sociales que se ciernen sobre las ciudades, en general, y casos como el de
Barcelona, en particular.
El
espacio del bar percibido como un punto de encuentro o reunión de estas
características nos obliga, en consecuencia, a plantear entre las cuestiones
principales los vínculos establecidos entre los individuos, pero también para
con el bar y el contexto en el cual se ubica. Es decir, tal y como se ha
pretendido al examinar el caso de los bares de la calle Blai en el Poble-sec,
entender la sociabilidad en el espacio del bar dilucidando el papel que pueden
jugar en ello las estrategias de representación y reproducción social
características del medio urbano. En este sentido, tanto la elección del objeto de
estudio, los bares de la calle
Blai, como el contexto inmediato que lo enmarca, el barrio del Poble-sec, se
configuran como punto de partida desde el que abordar esta y otras cuestiones
para, previo análisis de la realidad particular de cada local (así como del
barrio en su categoría de contexto físico-temporal), constatar de qué manera se articulan estas relaciones con
fenómenos que afectan a la totalidad del espacio urbano, tales como la
constitución de itinerarios o rutas de ocio asociadas a la emergencia de espacios excluyentes y prácticas
gentrifricadoras.
De hecho, la elección de este caso concreto
viene dado precisamente por la emergencia del Poble-sec dentro de la oferta de
ocio en Barcelona, así como por la
concentración de gran parte de ésta en torno a la calle Blai. Una calle que a
partir de su peatonalización en el año 2002, ha visto aparecer un nuevo tipo de
establecimientos orientados a satisfacer esa creciente demanda de ocio: a los locales
nocturnos con una decoración altamente personalizada -esos que bien podrían
denominarse como “modernillos”-, o los restaurantes étnicos y de autor, se
unirán los nuevos bares surgidos de la reconversión de antiguas tiendas,
colmados y otros establecimientos comerciales. Todo ello, ha contribuido a cambiar
la cara de una calle a la que, para empezar, puede considerarse la manera en
que se ha modificado su uso principal de antiguo “eje comercial” -compuesto
hasta entonces por comercios y tiendas pequeñas, de barrio-, hasta su actual
configuración como un paseo de “bares y terrazas”, veinticinco en total, si
bien con notables diferencias en las características de cada uno de ellos.
Resulta obvio, por otra parte, que los
cambios en el panorama físico y social de esta calle no se han visto afectados
únicamente por las actuaciones realizadas en su espacio inmediato, sino que son
producto también de las distintas transformaciones acontecidas en el seno del
barrio durante las dos últimas décadas y que pueden sintetizarse aquí en los
cambios económicos, demográficos y sociales de un Poble-sec que, allá por los
noventa, afrontaba con cierto pesimismo su futuro. Sin embargo, en el devenir
de estos veinte años fenómenos como la recién apuntada consolidación de esa
oferta de ocio y restauración -estrechamente vinculada, eso sí, a la
recuperación de espacios y recintos teatrales como el Teatre Grec, el Lliure o
distintas salas del Paral·lel-, unida a la rehabilitación urbanística de
distintas zonas y núcleos del barrio -como, por ejemplo, el de Santa Madrona en
el que se ubica la calle Blai- o el auge del asociacionismo agrupado en torno a
la Coordinadora d’Entitats del Poble-sec, creada en 1989, han sido sin duda
piezas clave en el proceso de revitalización de un vecindario compuesto principalmente
por gentes de la clase trabajadora y con un elevado porcentaje de personas
inmigradas (cerca del 35%).
El
tribunal que evaluó esta investigación estuvo compuesto por la geógrafa Rosa
Tello, mi colega Irene Sabaté y yo mismo, como director del trabajo. La
calificación obtenida fue de Excelente.
[La
fotografía de la entrada está tomada en el carrer Blai de Poble Sec, en
Barcelona. El autor es Yanick Delafoge. Procede de blog.yanidel.com/]