diumenge, 29 d’octubre del 2017

Todo tiene sentido, menos el sentido

Una ilustración de Mark Ryden

Respuesta a unas consideraciones de Mikel Fernandino, cuando era estudiante en el Master de Antropología y Etnografía de la UB

TODO TIENE SENTIDO, MENOS EL SENTIDO
Manuel Delgado

Primera cuestión que planteas. El tema del sentido del sentido. En clase han aparecido diferentes concepciones del término "sentido". Como mínimo en relación con los postulados teóricos de Lévi-Strauss y con lo de Max Weber. El término no tiene el mismo valor en un caso y en otro.

Dejemos de lado el valor físico-psicológico del término sentido, tal y como la asociamos a los cinco sentidos sensibles. Ya sabes: olfato, tacto, gusto... Digamos, de entrada, en un sentido moral o ético, el sentido sería el valor moral o finalidad que le damos a determinada acción. Dicho de otro modo: sería lo que fundamenta una acción humana en cuanto a intencionalidad. Ese e s el sentido de la expresión, por ejemplo, de lo que tú llamas "sentido de la vida". Es decir, la respuesta a la pregunta de cuál es el objeto de nuestra vida.

Yo entiendo que esa acepción es una ampliación al campo moral del sentido geométrico de la palabra "sentido", aquel que, por ejemplo, definiría la línea como la forma geométrica con dos sentidos. Es el valor de la noción de "sentido de la marcha" o "calle de un sentido", para referirse sencillamente a la dirección en que uno camina o en la que un puede moverse en coche por una vía.

Desde la perspectiva hermenéutica, "sentido" se refiere al contenido fundamental oculto o disimulado de un determinado texto o discurso. Es un poco lo que explicamos ayer en clase sobre la idea de interpretación. La interpretación sería la exégesis que nos permite acceder al "sentido" oculto de un determinado símbolo, por ejemplo.

Estas dos acepciones estarían presentes en la definición weberiana de sentido. Cuando Weber habla de sentido lo hace para referirse al asunto último de toda sociología, que sólo puede ser reconocida como pertinente en tanto se ocupe de acciones sociales "con sentido". Una acción "con sentido" es aquella en la "que el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientada por ésta en su desarrollo”. Eso es lo que distingue una acción social con sentido de lo que es una conducta meramente reactiva. Por poner el ejemplo que propone el propio Weber en el primer capítulo de Economía y sociedad. Si dos ciclistas chocan, eso no es una acción social, puesto que, de acuerdo con la anterior definición, no tiene sentido, o lo que es igual: no significa nada. Por tanto nada tienen que decir acerca de ella las ciencias sociales. En cambio, que esos ciclistas eviten el choque o que se enzarcen en una discusión luego de haber producido, eso sí que es un acción social competencia de las ciencias sociales, puesto que la actuación de cada uno de los intervinientes está referida y orientada a la conducta del otro.

Dicho de otro modo, acción social es una conducta con sentido, es decir una actuación en la que el significado que le atribuye quien o quienes la llevan a cabo supone una relación con respecto a la conducta de otros y es tal relación la que determina el modo en se da.

Descartada de manera explícita en Weber cualquier acepción metafísica de sentido, su idea sobre ese concepto tiene que ver con los mencionados antes. Por una parte, sentido remite a orientación de la acción; por la otra, sentido remite a la interpretación comprensiva que se le puede aplicar a una determinada actuación humana, es decir a la manera como puede ser explicada y comprendida como dotada de sentido –es decir de orientación-, pero también como interpretable, es decir como susceptible de ser comprendida.

Para entender esto, sería preciso mirarse bien el primer capítulo de Economía y sociedad, los “Conceptos sociológicos fundamentales”. Hay complementos que pueden seros útiles, además de los que aparecen en el programa relativos a la teoría sobre la religión en Weber. Podéis miraros, por ejemplo, el clásico manual Sociología, de Salvador Giner (Península). En general, cualquier manual o diccionario básico de sociología os sería útil para entender los rudimentos básicos de la teoría weberiana, entre ellos la noción de sentido.

No olvidéis que la diferencia fundamental entre Durkheim y Weber reside en el papel que para uno y otro juega el sujeto y el individuo. Ahora bien la manera como el término sentido aparece en Lévi-Strauss. Por ejemplo, cómo lo empleábamos en clase en el contexto de la explicación sobre la eficacia simbólica y el valor simbólico 0.

Ahora mismo no me viene a la cabeza si Lévi-Strauss propone una definición positiva de sentido, pero está claro que lo está empleando de acuerdo con la acepción que del término tienen todas las semióticas en general. En clase he aludido varias veces al vínculo que la antropología estructural tiene con la semiología saussureana, con la lingüística estructural y con la glosemática. Desde ese punto de visto, sería lógico que Lévi-Strauss no definiera el valor “sentido”, puesto que ese terreno al que ahora nos trasladamos el sentido no puede ser definido. Digamos que sentido puede tener que ver con lo que se hace posible lo que se llama operaciones de paráfrasis o de transcodificación. Una paráfrasis es la producción de un discurso equivalente a otro discurso producido anteriormente. Transcodificación quiere decir que la traducción de un código siempre es otro código o que un lenguaje sólo se puede entender en otro lenguaje.

No es ningún misterio. Por ejemplo: imagínate que le dice una cosa a otra persona. No importa qué cosa; la que sea. Y entonces te pregunta: “¿…en qué sentido?”, o sea “¿qué quieres decir?”. ¿Qué haces entonces? Pues lo que haces entonces es decirle lo mismo que le acabas de decir con otra frase. ¿Lo ves? Es decir, el sentido de un discurso es… otro discurso
Por eso la eficacia simbólica consiste en conseguir que una representación se convierta en otra representación que ya no asumimos como una representación, sino como una realidad empírica.

Se trataría entonces de una forma radical de lo que se da en llamar “producción de sentido”, es decir, producción de significación. La significación es, entonces, la manifestación de un sentido. Ahora bien, la pregunta es, ¿qué hay antes de esa producción que nos permite obtener una significación? Es ahí donde sentido es en Saussure lo que Hjesmlev llama materia, es decir lo que hay antes de la significación. ¿Y qué es? Respuesta: no se puede saber.

Si consultas la entrada “sentido” de la Semiótica de A.J. Greimas (Gredos), verás que al final te dice que “antes de su manifestación bajo forma de significación articulada, nada podría decirse de sentido, a menos que se hicieran intervenir presupuestos metafísicos de graves consecuencias”. 

Esto es importante. El sentido es lo que Lacan llama “lo real”, lo que hay antes del trabajo de lo simbólico. O Marx y Engels “la naturaleza”, es decir lo que hay antes de la producción. ¿Lo ves? ¿Qué hay antes de la producción o del trabajo de lo simbólico? La naturaleza, lo real. ¿Y que es la naturaleza o lo real?. No se puede saber.

O, ya que estamos a vueltas con Durkheim, ¿qué hay antes de la construcción social de la realidad?. De veras, piénsalo: no se puede saber. Esa es la respuesta última que nos procura Lévi-Strauss, creo que en una de las entrevista que le hizo Charbonnier. Algo así como “uno puede pasarse la vida buscando el sentido de la cosas; es decir, su significación. Pero el sentido, el sentido en sí, no significa nada. El sentido no tiene sentido”.

Si quieres meterte más a fondo en toda esa cuestión, hay una lectura indispensable: la Lógica del sentido de Gilles Deleuze (Anagrama), por supuesto.


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