dimecres, 10 de març del 2021

Por un barrio digno; fuera gentuza del Raval

La foto está tomada de https://con2abuelas.wordpress.com/

Crónica de la intervención en un acto de protesta contra la construcción de nuevos hoteles en Ciutat Vella en julio de 2010, enviado a la gente del OACU el 5 de agosto de 2010

POR UN BARRIO DIGNO, FUERA GENTUZA DEL RAVAL
Manuel Delgado

Hace un par de domingos el Col•lectiu Magdalenes y la Assemblea pel Dret a l'Habitatge VdeVivenda me invitaron a participar en la rúa que recorrió el barrio repasando alguna de las abominaciones hoteleras que han afectado la ciudad. El argumento era hacer ver que el escándalo del Hotel del Palau no era un hecho aislado y que el casco antiguo de Barcelona ha sido agredido por una serie de instalaciones hoteleras sencillamente repugnantes. Son los hoteles devastadores: Vela, Miramar, y los planeados para lo que fue el espacio Magdalenas o un solar cerca de Colón. Participaron Jordi Gascón, Zaida Muxí, Jordi Borja, Juanjo Lahuerta, Eduard Moreno y vecinos afectados directamente por esos monstruos de lujo que son todo cada uno un insulto y una ofensa para la gente que tiene que vivir literalmente a su sombra.

A mi me tocó el Hotel Barceló, en la Rambla del Raval. Es una de las intervenciones en la Illa Robadors, cuya historia siniestra ha sido explicada inmejorablemente por Joaquim Jordà en “De nens”, una película sencillamente indispensable. Yo expliqué un rollo sobre la función excorcizadora de este tipo de actuaciones urbanísticas en una barrio de “mala reputación” como fue el antes llamado Barrio Chino. Pero, además, me había entretenido en buscar alguna cosa más que permitiera contrastar lo que era la gente del barrio –buena gente, gente honrada: putas, maricones, drogadictos, chulos…, pero sobre todo mucha, mucha gente trabajadora, mucha de ella de origen inmigrante- y la gentuza asquerosa que constituye la mayoría de clientela del hotel. Cada entrada en ese blog era como un escupitajo en la cara de todos y cada uno de esos vecinos y viandantes que existen a su alrededor y para quienes la vida es tan dura y tan injusta.

Me metí en la primera página de crítica de hoteles que encontré. Si clicais “Hotel Barceló Raval” os aparecerá esa página y palabra que estos serán los primeros comentarios que leeréis. Estas fueron las impresiones de huéspedes del Hotel Barceló que leí en voz alta delante del hotel.

"Estuvimos sólo un día en este moderno hotel, pero pudimos disfrutar con placer de un buen servicio de recepción, del Nespresso, de una resistente cama y especialmente de una cabina de ducha muy bien dimensionada. Por el contrario, las plantas superiores no tienen habitaciones para fumadores y la televisión no es digital. En la azotea, las vistas son impresionantes, la piscina pequeña pero relajante y por la noche ofrecen cava gratis. Y además en el centro del barrio más intercultural y canalla de Barna. Kiko y Pili".

"Muy interesante la situaciòn de este moderno hotel ; una estructura cilìndrica imponente en plena rambla del raval.Durante el dìa hay mucha vida en el barrio,recomiendo visitar el mercado de San Antonio;hay pequeñas plazuelas ,buenas tiendas y museos.De noche,la poblaciòn inmigrante manda(que es un barrio multicultural, como dicen los folletos turìsticos, eso no se lo puede negar nadie)y aunque hay un gran despliegue policial en la zona yo no creo que sea peligrosa. El personal de recepcìòn es diligente y ràpido.El bar-salòn de la entrada tenìa un buen ambiente por la noche. El baño està integrado en la habitaciòn;si se viaja acompañado es recomendable que haya confianza porque la ducha es visible en parte. La cama es amplia y confortable;la iluminaciòn es muy buena.El mobiliario està impecable.Mi estancia fuè satisfactoria."

"El hotel es impresionante. empezando por el edificio, la recepción o las impresionantes vistas en 360º que tienen en la azotea y terminando por las futuristas habitaciones.. todo es de diseño, completamente nuevo y atractivo. Estuvimos en una habitacion superior standar, amplia, con grandes ventanales, una gran television (ni la encendimos), una ducha fantastica, una maquina de café nespresso gratuita.. la piscina es pequeña pero muy muy tranquila, es una gozada sentarte en el jacuzzi en la 11º planta y ver Barcelona entera (ilógico que el horario diga que a las 18:00h se cierra.. no lo entiendo..)
La iluminación de la habitacin va por leds de colores por lo que el efecto con el blanco de los muebles o de la cama es bastante acertado.
Me encantó que tuvieran una radio-despertador con entrada apple, pones tu iphone y se convierte en una discoteca a la vez que te carga el movil (o el ipod).
La única pega es el barrio.. Raval no está todavia preparado para el turismo.. por la noche tienes 2 opciones o pasar por la calle de las prostitutas o por la calle de los camellos.. lo mejor es coger un taxi si estás algo alejado y que te dejen en la puerta, en la rambla Raval.
Lo dicho, una pena que este maravilloso hotel se encuentre en un barrio tan marginado.. aunque a 5 minutos andando de las Ramblas y a 10 de la Plaza Cataluña!"

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"No es la zona ideal para aquellos que visitan por primera vez la ciudad, pero sí para los ya "iniciados", para jóvenes inquietos, y para modernos urbanitas. Justo encima está la zona mayormente pakistaní, con mezquitas, carnicerias, peluquerías y todo tipo de establecimientos de indudable ambiente exótico. Por debajo, dirección mar, una zona un poco más inquietante, llena de prostitutas a toda hora, y que puede llegar a ser peligrosa por la noche. Y ya un poco más arriba, por los alrededores del Macba, todo son bares de diseño, tiendas modernas, antros alternativos, etc. Al lado mismo del hotel, vale la pena comer en el emblemático Casa Leopoldo, uno de los restaurantes míticos (y se come realmente muy bien) de la Ciudad de los Prodigios."

Esto debe ser lo que nuestra autoridades llaman “turismo de calidad”. A mi se me antoja lo más tirado, representantes del escalafón más bajo de la condición humana. Decididamente, no creo que todos los seres humanos seamos iguales. Esta gente es la verdadera chusma indeseable de la que toda ciudad tiene el derecho y la obligación de protegerse. Merecen ser aborrecidos. Son la hez de la tierra.

Por cierto, indispensable para entender el papel detestable que juega el Hotel Barceló en relación al Raval: Rambla del Raval, de Gerard Horta (Montesinos).