diumenge, 1 de novembre del 2020

Sobre la arquitecturización del espacio público


Foto de Elena Panzetta

Comentario para las doctorandas arquitectas Antigoni Geronta e Isabel Correa

SOBRE LA ARQUITECTURIZACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO
Manuel Delgado

Las dos tenéis en común que se os propone trabajar sobre las consecuencias de intervenciones arquitecturales en espacios públicos, en el caso de Isabel en Medellín y en el de Antigoni a decidir entre Thesalónica, Lisboa y Barcelona. La cuestión primera es ponernos de acuerdo en què quiere decir "espacio público". Recordad, tres cosas, como mínimo. En primer lugar, espacio de titularidad pública. En segundo, una categoría política directamente asociada al proyecto republicano de sociedad civil, un artefacto categorial cuyos referentes teóricos serían Habermas, Kolliseck y Arendt. Este es un asunto sobre el que sabéis lo que pienso; lo tenéis en lo que he escrito sobre ello. Nada a añadir, pero si que tenéis en cuenta la influencia de este concepto y su pretensión política en las normativas administrativas y las leyes relativa a las “buenas prácticas” ciudadanas, los buenos usos y los resultados excluyentes. Para que lo tengáis a mano –y por lo que tiene de resumen– os mando uno de los capítulo de El espacio público como ideología, en que hago un repaso de cómo se ha ido construyendo ese concepto político abstracto que se ha acabado por convertir en un lugar físico que no es tanto un ser como un deber ser. El tercero de los sentidos que aquí nos interesa, quiere decir espacio accesible a todos, que puede ser apropiado, pero no poseído, escenario de una heterogeneidad innumerable de acciones y de actores y que no es el mero resultado de una determinada morfología, sino de una articulación de cualidades sensibles que resultan de las operaciones prácticas y las esquematizaciones tempo-espaciales en vivo que procuran a sus usuarios. Esto es básico.

De entrada, lo que quiero es que os situeis. Vuestro ámbito general es el de la arquitectura del espacio público, es decir el trabajo de arquitectos en la formalización de lo que en la práctica son los huecos urbanos, es decir los espacios intersticiales entre colúmenes, sean calles, plazas, muelles, parques, etc. Para ese terreno os pido que os leais atentantemente esto que os os mando, que es una compilación de artículos en que una serie de arquitectos significativos teorizan y brindan ejemplos de lo que significa ese tipo de intervenciones. Se titula La arquitectura del espacio público, que es el catálogo de una exposición de la Triennale de Milán que se llevó a Sevilla en 1999. Así pues, esa es la fase 1. Sería arquitectura más espacio público entendido como espacio vacante, dispuesto y necesitado de intervención. Luego pasamos a la fase 2, que es la de la síntesis que se está produciendo entre el espacio público como espacio físico y espacio político. Esa es la noción hoy dominante, la que une a proyectistas y administradores en una misma coalición acción-discurso. Una ilustración perfecta de esa síntesis es la que representa el anual premio Europeo del Espacio Público del CCCB. Su página web no tiene desperdicio para poneros al día de qué hay que pensar al respecto: www.publicspace.org/esp. Es decir, fases uno y dos de la preparación de vuestro trabajo, de “ambientación” teórica, podríamos decir: aquitectura y políticas del espacio público.

El otro nucléo debe ser no el de la arquitectura del espacio pùblico, sino el de su arquitecturización. Urbanizar y arquitecturitzar un espacio público son dos formas de contextualizar-lo, es decir de alcanzar no sólo una determinada funcionalidad, sino sobre todo su legibilidad, su capacidad de transmitir-es decir de imponerse unas determinadas instrucciones sobre cómo usarlo, sino también sobre cómo interpretarlo. Ambas formas de intervención implican voluntad de control y homogeneización de las prácticas esperables, pero también suponen o quieren suponer estímulos cognitivos y semánticos. Dicho de otro modo, urbanizar y arquitecturitzar un determinado lugar significa aplicarle y hacer operativas guías sobre cuáles son las conductas, las percepciones y las ideas que se desea y se prevé que se suscitan en los peatones y vecinos.

Ahora bien, urbanizar el espacio público significa ordenarlo de una manera considerada pertinente, someterlo a una determinada jerarquía, diseñarlo para que cumpla ciertas funciones, normativizarlo legalmente, garantizar su transparencia tanto funcional como perceptiva, pero buscando siempre una cierta coherencia con un proyecto urbano de más amplio espectro, vinculándolo a un determinado horizonte de continuidad y diálogo con el entorno social, morfológico y paisajístico, queriendo incidir con áreas urbanas más amplias que el emplazamiento concreto sobre el que se actúa. En cambio, arquitecturitzar el espacio público implica geometrizar-lo e instalar a continuación una serie de elementos considerados elocuentes y con cierta pretensión innovadora y creativa -mobiliario de diseño, obras de arte-, no pocas veces encargados a firmas famosas o de prestigio, pero de manera ajena e incluso hostil a su entorno y, sobre todo, a las apropiaciones sociales por las que se supone que debería estar dispuesto. Este desprecio por el contexto y el público termina generando intervenciones que pueden no tener nada que ver, incluso resultar cacofónicas, con el marco sociourbano que las rodea, lo que acaba suscitando espacios fragmentados, extraños entre sí, ajenos e indiferentes a las necesidades de usuarios y habitantes.

Eso son los puntos de partida. Lo que os pido es que, sobre el terreno, veais qué pasa cuando la calle y la plaza se convierten en “espacio público” como consecuencia de los discursos políticos y las intervenciones arquitectónicas. Para ello, es indispensable el método etnográfico. Como punto de partida os mando uno de los capítulos de Sociedades movedizas, que titulé “Apuntes metodologicos para sociedades sin asiento”.

Y a partir de ahí cada cual debe ser su camino a partir de su propia investigación y del escenario en que se desarrolle. Establecer las consecuencias sociales de esas dinámicas de arquitecturización del espacio público, a partir de la observación etnográfica de sus usos y prácticas es vuestro objetivo. Como lo será definir si estos procesos implican forzosamente una contribución al fin de la ciudad popular y el triunfo de la apropiación capitalista de la ciudad.