dimecres, 13 de gener del 2021

El asalto al Capitolio como performance de fachada

La foto es Stephanie Keith (REUTERS)

Comentario para la gente del OACU sobre el asalto al Capitolio de Washington del 6 de enero de 2021


El asalto al Capitolio como performance de fachada

Manuel Delgado


Yo creo que la tipología que más se adecua a lo que pasó el otro día en Washington fue la que propone Dorothy Noyes de “performance de fachada”. Lo hace en un texto de 1997 que os adjunto. Ella la propone en relación con ciertos tipos de expresividad colectiva frecuente en la cultura popular catalana, como son, por ejemplo, las cencerradas, las coplas, las enramadas, las caramelles…, pero se podría aplicar a aquello. En la forma básica de la performance de fachada encontramos a un grupo de personas que se reúnen frente de un edificio ante el cual se lleva a cabo una actuación. Los reunidos pueden ir disfrazados; cuando menos, con el hecho de actuar como colectividad y de utilizar géneros tradicionales de expresión, se viene a invocar lo que podríamos llamar vox populi más que identidades sociales más concretas. La actuación va dirigida a quienes se encuentran en tras de la fachada, que deben responder con un tipo u otro de concesión más o menos material: una puerta abierta, vino, víveres, caramelos, dinero, atención...

 

En el caso de las apropiaciones colectivas del espacio urbano como la que acaba asaltando el Capitolio, se trataría de incursiones formalmente análogas, caminata colectivas que implican una especie de asalto o toma metafórica de la concreción espacial de instancias de poder, aquellas que se considera responsables de una determinada circunstancia vista como injusta. Una vez licuado en forma de concentración en un punto de partida, la coalición viandante se hace literalmente presente ante las puertas de la concreción física de los poderes ofensivos o del lugar donde se están produciendo determinados eventos en que el conglomerado humano cristalizado para la ocasión se considera involucrado a favor o en contra. El espacio frente al volumen considerado “culpable” es ocupado, las instancias que lo ocupaban han replegado en el interior del edificio que las alberga; afuera, los reunidos disfrutan de la sensación de que han vivido una victoria… En algunos casos, como el otro dia, la interpelación al sitio ofensor puede desembocar en ese asalto que en cierto modo ya insinuaba simbólicamente. Pierre Sansot dedica uno de los capítulos de Poétique de la vle (Armand Colin, 1996), donde dice que la manifestación popular enfrente de un centro de poder, «dramatiza una conquista de este poder, de una manera patética e inmediata».


Sobre este asunto tenéis el clásico de Johan Lofland y Michael Fink, Symbolic Sit-Ins: Protest and the California Capitol (University Press of America, 1983).