divendres, 23 d’octubre del 2020

Si pasamos de la historia, la historia pasará de nosotros


Palabras ante el Comité Central del PCC, el 20 de septiembre de 2014

SI PASAMOS DE LA HISTORIA, LA HISTORIA PASARÁ DE NOSOTROS
Manuel Delgado


Camaradas:

He leído con interés y simpatía el documento que se somete a discusión en esta reunión del Comité Central, la Crida a la constitució d'un nou Partit Comunista a Catalunya, y me permito expresar mi adhesión a los planteamientos que propone por lo que contienen de ilusión a la apertura de nuevas y creativas etapas en la lucha por el socialismo en nuestro país. Me permito tan solo hacer algunas aportaciones con la intención de invitar a la reflexión compartida.

El primer lugar, es evidente que nos encontramos ante lo que el documento nombra como Nueva Política. Estamos ante no solo inéditas y esperanzadoras modificaciones en la correlación de fuerzas, sino también ante un nuevo estilo de acción política, sobre todo por lo que hace a la articulación entre compromiso institucional, agitación política y activismo social, un trenzamiento que privilegia el protagonismo de la movilización y sus instrumentos, sin perder de vista la importancia de la lucha de posiciones. En ese sentido, y en lo concreto, se hace preciso llevar hasta las últimas consecuencias nuestra implicación con el proyecto Guanyem Barcelona y no solo eso, sino también un esfuerzo a que nuestros pusílanimes aliados de Iniciativa per Catalunya hagan lo propio y lo hagan no sin antes dar cuenta y reconocer autocríticamente, como hicimos desde nuestro Partido, su nefasto papel en ese mismo modelo de ciudad con el que Guanyem pretende acabar.

Por otra parte, es cierto que aquel tantas veces invocado proyecto constituyente, no solo político, sino también social, ya no es una posibilidad sino que es o podríamos conseguir que fuera una realidad. Ese proyecto de emancipación social aparece indisolublemente vinculado a un proyecto de emancipación nacional. En ese orden de cosas nos corresponde una extraordinaria responsabilidad, que es la de hacer todo lo posible para que la clase obrera organizada no quede marginada de ese proceso en marcha y esté en condiciones de ser clave en la orientación de acontecimientos futuros, pero inminentes, que podrían y deberían implicar un avance no en la organización política de la sociedad, sino en su más profunda estructura, hecha hoy, como todos sabemos, de desigualdad e injusticia.

La opción federal es y ha sido siempre la nuestra, pero hay que preguntarse hasta qué punto es hoy sostenible y si no deberíamos tomar consciencia de que es muy probable que no haya terceras vías y si las hubiera nos acabara arrastrando a un extraño frente común con el sector más reaccionario del PSOE y, todavía peor, con la reaccionaria Unió Democràtica de Catalunya. Creo que debemos valorar hasta qué punto se hace precisa un postura clara e inequívoca en favor del SI-SI y, si no hubiera oportunidad para ello, al lado de los sectores de la izquierda que hoy vinculan el proyecto de independencia con objetivos netamente anticapitalistas. En esa dirección, me atrevo a pedir que, como han hecho varios compañeros diputados de ICV-EUiA, firméis el Manifest les Esquerres pel SI-SI.

Camaradas: es un tiempo de audacias. No podemos hacer como lo que pasa a nuestro alrededor no existiera, como si "nuestro reino no fuera de este mundo". Estamos en la historia y si pasamos de la historia, la historia pasará de nosotros. Miremos a nuestro alrededor. Pensemos hasta qué punto nos será dado elegir y tomemos consciencia de que tarde o temprano nos tocará, como tantas veces hemos hecho antes, hacer lo que mejor sabemos hacer: desobedecer, recordar que, nosotros, los comunistas, solo debemos obediencia a las masas.

Y por último, máximo apoyo al objetivo de creación de un nuevo Partido Comunista. Pero en ese proceso que estamos a punto de culminar no estamos todos los comunistas catalanes organizados. Existen otras organizaciones comunistas que no están y deberían estar; que son también herederas del mismo legado que nosotros: la obra y la acción de Martí i Julià, Francesc Layret, Salvador Seguí, Rafael Campanals, Andreu Nin. Esas organizaciones están hoy enmarcadas en las Candidatures de Unitat Popular. Cualquier proyecto de Partido Comunista en Catalunya sin estos hombres y mujeres será un proyecto incompleto y parcial.

No ocultemos que nuestro modelo, a la hora de generar nuevos y renovados instrumentos de lucha politica, será siempre la fundación del PSUC en 1936, el partido que permitió que Catalunya fuera reconocida como nación con voz y voto propios en un organismo internacional: la III Internacional. Recordemos también quién constituyó aquel, con todos sus fracasos y miserias, glorioso partido. Recordemos, el papel de Estat Català-Partit Català Proletari, uno los cuatro partidos confluyentes. Recordemos el origen independentista de dirigentes como Amadeu Bernadó, Pere Aznar, Artur Cussó o el mismo Pere Ardiaca, un de los refundadores de nuestro partido en 1982.

En ese sentido, y por los momentos históricos que atravesamos, me gustaría rendir homenaje a los militantes comunistas muertos en octubre de 1934 en defensa de las libertades nacionales de Catalunya. Dentro de unos días hará ocho décadas. De las 40 víctimas mortales del aplastamiento a sangre y fuego de la proclamación de la República Catalana por Lluís Companys, ocho lo fueron de Estat Català y dos de la CNT. El resto eran de la Aliança Obrera, una organització esencialmente compuesta por militantes marxistas y de los partidos que luego confluirían en el PSUC. De ellos conocemos el nombre de algunos: del PCC, asesinados por la Guardia Civil, Valentí Felipe, en l’Arrabassada; Salvador Echauri, en Sant Cugat, y Josep López y su padre, en Terrassa. Del Bloc Obrer i Camperol mataron en l'Arrabassada a la Teresa Vives. Especialmente heroica fue la defensa del local del CADCI, el Centre Autonomista de Dependents de Comerç i de la Indústria, en la Rambla Santa Mònica, donde se habían atrincherado un puñado de comunistas. Una placa recuerda a las víctimas de aquel hecho. Cañoneados por el ejército, allí murieron Amadeu Bardina, del PCC, y Manuel González Alba y un personaje fundamental para la historia del comunismo catalán; Jaume Compte, del Partit Català Proletari.

Ellos no dudaron entonces. Sería imperdonable que, en momentos parecidos, lo hiciéramos nosotros ahora.